En junio de 1998 600 ejecutivos de Royal/Duth/Shell Group se reunieron en la
ciudad holandesa de Maastricht para analizar la situación del grupo petrolero.
Eran tiempos de preocupación por el continuado deterioro de la relación
extracción/reposición. Ante aquel público habló
Phillip Watts, por aquel entonces director ejecutivo a cargo de exploración
y producción, para poner una nota de optimismo en el futuro. “He
visto el futuro, y les aseguro que es grandioso,” dijo confiado.
Se refería al éxito de un programa especial de management que
aparentemente acababa de resolver un problema fundamental en la compañía:
el ritmo de extracción de petróleo y gas era mayor al de descubrimiento
de nuevas reservas.
Hoy, documentos internos muestran que aquel programa permitió a Royal
Dutch/Shell aumentar sus reservas de gas y petróleo no descubriendo grandes
yacimientos nuevos sino cambiando su contabilidad para incluir reservas que
la empresa no sabía con seguridad si se podrían explotar.
El futuro, por lo tanto, no se ve tan brillante como augurara Watts, hoy fuera
de la compañía. El inglés había ascendido a CEO
hace tres años, según algunas versiones gracias a su habilidad
para aumentar en 20% las reservas comprobadas. Su partida — le pidieron la
renuncia
— se produjo luego de dos meses de inquietud entre los inversores, sobre
la decisión de la compañía de recortar 20% las reservas
comprobadas, a 3.900 millones de barriles.
La Securities and Exchange Commission, procurando proteger a los inversores
estadounidenses que compraron acciones y bonos de Royal Dutch/Shell, está
investigando si Watts, o la empresa, infringieron la ley con la forma de contabilizar
reservas.
Documentos internos de la empresa y entrevistas con ejecutivos petroleros y
analistas de la industria describen a Shell como una compañía
que en los alegres años ´90 manejó las cifras de sus reservas
como otras compañías manejaron las cifras de sus ganancias…
para satisfacer a los inversores. Los documentos muestran que los ejecutivos
eran presionados para aumentar las reservas, que venían declinando desde
la primera mitad de la década porque los descubrimientos no alcanzaban
el ritmo de la extracción.
La caída en lo que llaman la relación reserva / reemplazo preocupaba
a analistas e inversores porque es una importante medida de las perspectivas
de una petrolera.
En 1997, la preocupación por esa caída de las reservas llevó
a inversores y accionistas a ordenar al recientemente creado grupo LEAP (leadership
and performance group) a crear valor mediante el mejoramiento de las prácticas
gerenciales, o sea reducción de gastos y aumento de ingresos mediante
el estudio intensivo de temas específicos y consultando expertos dentro
y fuera de la compañía.
Otras empresas también usaron programas gerenciales similares, pero
según ejecutivos del sector, no se conocen casos en que el programa se
usara para modificar los lineamientos contables. El equipo de Shell propuso,
y la compañía aceptó, una manera sencilla para aumentar
las reservas: relajar los lineamientos contables que se usan para asentarlas.
Según una revisión reciente, esos nuevos lineamientos terminaron
inflando las reservas del grupo, uno de los activos más importantes de
la compañía y el barómetro de su salud financiera. También
terminaron con el mandato de Sir Phillip Watts.
En junio de 1998 600 ejecutivos de Royal/Duth/Shell Group se reunieron en la
ciudad holandesa de Maastricht para analizar la situación del grupo petrolero.
Eran tiempos de preocupación por el continuado deterioro de la relación
extracción/reposición. Ante aquel público habló
Phillip Watts, por aquel entonces director ejecutivo a cargo de exploración
y producción, para poner una nota de optimismo en el futuro. “He
visto el futuro, y les aseguro que es grandioso,” dijo confiado.
Se refería al éxito de un programa especial de management que
aparentemente acababa de resolver un problema fundamental en la compañía:
el ritmo de extracción de petróleo y gas era mayor al de descubrimiento
de nuevas reservas.
Hoy, documentos internos muestran que aquel programa permitió a Royal
Dutch/Shell aumentar sus reservas de gas y petróleo no descubriendo grandes
yacimientos nuevos sino cambiando su contabilidad para incluir reservas que
la empresa no sabía con seguridad si se podrían explotar.
El futuro, por lo tanto, no se ve tan brillante como augurara Watts, hoy fuera
de la compañía. El inglés había ascendido a CEO
hace tres años, según algunas versiones gracias a su habilidad
para aumentar en 20% las reservas comprobadas. Su partida — le pidieron la
renuncia
— se produjo luego de dos meses de inquietud entre los inversores, sobre
la decisión de la compañía de recortar 20% las reservas
comprobadas, a 3.900 millones de barriles.
La Securities and Exchange Commission, procurando proteger a los inversores
estadounidenses que compraron acciones y bonos de Royal Dutch/Shell, está
investigando si Watts, o la empresa, infringieron la ley con la forma de contabilizar
reservas.
Documentos internos de la empresa y entrevistas con ejecutivos petroleros y
analistas de la industria describen a Shell como una compañía
que en los alegres años ´90 manejó las cifras de sus reservas
como otras compañías manejaron las cifras de sus ganancias…
para satisfacer a los inversores. Los documentos muestran que los ejecutivos
eran presionados para aumentar las reservas, que venían declinando desde
la primera mitad de la década porque los descubrimientos no alcanzaban
el ritmo de la extracción.
La caída en lo que llaman la relación reserva / reemplazo preocupaba
a analistas e inversores porque es una importante medida de las perspectivas
de una petrolera.
En 1997, la preocupación por esa caída de las reservas llevó
a inversores y accionistas a ordenar al recientemente creado grupo LEAP (leadership
and performance group) a crear valor mediante el mejoramiento de las prácticas
gerenciales, o sea reducción de gastos y aumento de ingresos mediante
el estudio intensivo de temas específicos y consultando expertos dentro
y fuera de la compañía.
Otras empresas también usaron programas gerenciales similares, pero
según ejecutivos del sector, no se conocen casos en que el programa se
usara para modificar los lineamientos contables. El equipo de Shell propuso,
y la compañía aceptó, una manera sencilla para aumentar
las reservas: relajar los lineamientos contables que se usan para asentarlas.
Según una revisión reciente, esos nuevos lineamientos terminaron
inflando las reservas del grupo, uno de los activos más importantes de
la compañía y el barómetro de su salud financiera. También
terminaron con el mandato de Sir Phillip Watts.