Desde el 1º de enero, Raymond pasa a su segundo, Tillerson, la presidencia ejecutiva de la mayor petrolera privada mundial. En realidad, el todavía director general era “príncipe heredero” desde febrero de 2004 y, según suponen casi todos los analistas, seguirá las huellas de su mentor.
Lo difícil va a ser reemplazar a una leyenba, aunque ésta algo artificial. Raymond asumió en 1993 la conducción de la firma que era ya exitosa y se limitó a aprovechar circunstancias ajenas a su control para prologar el suceso. Eso sí, tuvo la astucia de fusionar Exxon con su rival inmediata, Mobil. Luefo aprovechó el alza internacional de hidrocarburos iniciada en 2001 (otro factor que no manejaba).
En 2004, la empresa obtuvo ingresos por US$ 11.200 millones y utilidades por 25.300 millones, dos cifras sin precedentes. Pero, como el resto del sector, invirtió poco explorando en pos de reservas petroleras y gasíferas, porque Raymond –tan oportunistas como sus colegas- prefería aumentar dividendos y enriquecer accionistas,. Ahora, Tillerson afronta tiempos no tan fáciles.
Por otra parte, Exxon Mobil ha quedado rezagada respecto de British Petroleum, RD/S y otras en lo tocante a técnicas menos perjudiciales para la ecología y el ambiente. Por el contrario, Raymond y Tillerson –admiradores de George W.Bush y amigos de Richard Cheney- parecen empeaños en un “lobby” pro efecto invernadero.
La otra noticia de management apunta en distinta dirección. Al día siguiente de que Microsoft –un gigante de la informática- le arrebatara Kevin Turner a Wal-Mart Stores, un gigante del comercio minorista, Royal Dutch/Shell nombró al finés Jorma Ollila (arquitecto de Nokia, líder en telefonía celular) en un cargo ceremonial: presidente no ejecutivo.
Lo curioso es que, la semana pasada, Nokia anunciase el abandono de la presidencia ejecutiva, por parte de Ollila, pero recién en junio próximo. Ahora, el todavía CEO de Nokia irá a Shell en lugar de Aad Jacobs, que se marcha también dentro de diez meses. “Pero estas empresas no actúan en el mundo de la música, donde directores de orquesta, cantantes y otros artistas suelen contratarse con varios años de antelación”, ironizaba “The economist”.
Tampoco queda claro qué hará Ollila en la petrolera. “Si asumiese la dirección ejecutiva, sería lógico suponer que el finés aplicaría sus talentos a la reforma de RD/S. En este momento –señala un comentario de “The Globe”-, esa petrolera y otras son rentables sólo por los precios astronómicos de los crudos. Cuando la situación cambie, un presidente decorativo no servirá”. El holandés Jeroen van der Veer seguirá manejando la compañía y Ollila, a lo sumo, supervisará o asesorará.
Desde el 1º de enero, Raymond pasa a su segundo, Tillerson, la presidencia ejecutiva de la mayor petrolera privada mundial. En realidad, el todavía director general era “príncipe heredero” desde febrero de 2004 y, según suponen casi todos los analistas, seguirá las huellas de su mentor.
Lo difícil va a ser reemplazar a una leyenba, aunque ésta algo artificial. Raymond asumió en 1993 la conducción de la firma que era ya exitosa y se limitó a aprovechar circunstancias ajenas a su control para prologar el suceso. Eso sí, tuvo la astucia de fusionar Exxon con su rival inmediata, Mobil. Luefo aprovechó el alza internacional de hidrocarburos iniciada en 2001 (otro factor que no manejaba).
En 2004, la empresa obtuvo ingresos por US$ 11.200 millones y utilidades por 25.300 millones, dos cifras sin precedentes. Pero, como el resto del sector, invirtió poco explorando en pos de reservas petroleras y gasíferas, porque Raymond –tan oportunistas como sus colegas- prefería aumentar dividendos y enriquecer accionistas,. Ahora, Tillerson afronta tiempos no tan fáciles.
Por otra parte, Exxon Mobil ha quedado rezagada respecto de British Petroleum, RD/S y otras en lo tocante a técnicas menos perjudiciales para la ecología y el ambiente. Por el contrario, Raymond y Tillerson –admiradores de George W.Bush y amigos de Richard Cheney- parecen empeaños en un “lobby” pro efecto invernadero.
La otra noticia de management apunta en distinta dirección. Al día siguiente de que Microsoft –un gigante de la informática- le arrebatara Kevin Turner a Wal-Mart Stores, un gigante del comercio minorista, Royal Dutch/Shell nombró al finés Jorma Ollila (arquitecto de Nokia, líder en telefonía celular) en un cargo ceremonial: presidente no ejecutivo.
Lo curioso es que, la semana pasada, Nokia anunciase el abandono de la presidencia ejecutiva, por parte de Ollila, pero recién en junio próximo. Ahora, el todavía CEO de Nokia irá a Shell en lugar de Aad Jacobs, que se marcha también dentro de diez meses. “Pero estas empresas no actúan en el mundo de la música, donde directores de orquesta, cantantes y otros artistas suelen contratarse con varios años de antelación”, ironizaba “The economist”.
Tampoco queda claro qué hará Ollila en la petrolera. “Si asumiese la dirección ejecutiva, sería lógico suponer que el finés aplicaría sus talentos a la reforma de RD/S. En este momento –señala un comentario de “The Globe”-, esa petrolera y otras son rentables sólo por los precios astronómicos de los crudos. Cuando la situación cambie, un presidente decorativo no servirá”. El holandés Jeroen van der Veer seguirá manejando la compañía y Ollila, a lo sumo, supervisará o asesorará.