RSE es ya una manera usual de medir la relación de la empresas con sus stakeholders y con la comunidad, tanto social como global. Apoyar el bien común se ha convertido en una meta tan importante como generar valor y rentabilidad para el accionista.
Hoy el valor de ser un buen ciudadano empresario va más allá del orgullo y la satisfacción de brindar un apoyo altruista a metas loables. Las políticas fuertes y consistentes de RSE se han convertido en el corazón de muchas marcas identificadas con el buen actuar: comprar a proveedores éticos, tener buenas condiciones laborales, cuidar el ambiente y miles de otros temas.
RSE comenzó el 2020 con un enorme potencial para combinar metas sociales y comerciales en una relación simbiótica. Luego vino el coronavirus sembrando Covid-19 y se abrió un territorio desconocido para RSE. La crisis actual no se parece a nada de lo visto anteriormente. No hay negocio ni sector ni economía que no hayan sido alcanzados por la devastadora influencia de esta epidemia. Y mientras cada empresa se encuentra ante la necesidad de navegar a través de este nuevo paisaje económico para sobrevivir en el largo plazo también hay desafíos de corto plazo y oportunidades que pueden ser abordados usando los valores de RSE.
Esos valores tienen un lugar en este momento de incertidumbre y ansiedad. Uno de los componentes centrales de RSE es el de poner rostro humano a las entidades comercialesl comunicando empatía, comprensión y apoyo moral y financiero a los que más lo necesitan. En este momento de grandes necesidades, transferir los ideales de RSE al disloque provocado por Covid 19 puede brindar grandes beneficios para todos como personas que dan lo mejor de sí mismas para atravesar este momento difícil.