A menudo atribuimos el éxito en los negocios a habilidades innatas de aquellos que lo logran. Suponemos que las habilidades de un Henry Ford, de un Steve Jobs o de un Jeff Bezos están de algún modo enraizadas en su ADN. Pero investigaciones en neurociencias sugieren que ese supuesto puede ser un gran obstáculo para el alto desempeño.
Pero el verdadero secreto del éxito está en la mentalidad de una persona. Steven Snyder, en “Leadership and the Art of Struggle: How Great Leaders Grow through Challenge and Adversity”, muestra que una mentalidad “fija” que atribuye el éxito a cualidades innatas es menos resiliente y adaptable que una mentalidad de “crecimiento” que conecta el logro a la persistencia y el aprendizaje continuo.
Así, la neurociencia ofrece una valiosa estrategia para los líderes que buscan desarrollar la base de talento de su organización: atribuir el éxito de la gente a lo que hicieron para lograrlo. Y cuando no logran sus objetivos, aprovechar ese fracaso como oportunidad para mejorar las capacidades existentes y el desarrollo de nuevas. Hay una gran diferencia entre etiquetar a una persona como exitosa o no exitosa y etiquetar lo que hizo como exitoso o no exitoso.
Crecemos con nuestras luchas. Ellas nos moldean y sacan lo mejor de nosotros. Sin embargo, mucha gente se asusta ante un conflicto o una lucha. .El libro muestra una cantidad de casos de la vida real sobre lucha de liderazgo, formas de navegar por esos desafìos y crecer.
“Las elecciones que hacemos –grandes o pequeñas – son la más vívida expresión de nuestro liderazgo. Reflejan quién somos como persona. Una cosa es hablar de valores, pero es a través de lo que hacemos y de lo que elegimos, que esos valores se vuelven visibles para todo el mundo”, dice Snyder.