<p>Los autores, Daron Acemoglu (economista del MIT) y James A. Robinson (cientista político de Harvard), dicen que las naciones prosperan cuando fomentan la inclusión en las instituciones políticas y económicas, y fracasan cuando el poder y la oportunidad se concentran en las manos de unos pocos. <br />
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En la misma línea, las empresas donde la toma de decisiones está depositada casi exclusivamente en los altos ejecutivos, se están buscando problemas. Como los líderes de naciones, necesitan practicar la toma de decisiones inclusiva para liberar toda la potencia económica de sus organizaciones. <br />
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A casi todos los ejecutivos les gusta decir cosas como que “su gente es el activo más importante que tienen” y que “la cultura es el componente fundamental de su competitividad”. Pero son pocos los que respetan a sus profesionales en recursos humanos tanto como a sus gerentes de finanzas. Son pocas las empresas que intentan crear una cultura que haga triunfar a la gente. Pocas las que ponen el mismo esfuerzo en mejorar desempeño que en mejorar sistemas que lo midan. <br />
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Por lo general, la mayoría de las compañían operan sobre la base de que todo conocimiento y experiencia está localizada en la cima de la pirámide y que los de arriba saben más sobre cómo hay que manejar la empresa. También está cimentada la idea e que está bien que ellos ganen extraordinariamente más que los empleados rasos.<br />
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Cuando eso ocurre, los empleados advierten que sus ejecutivos actúan sólo como agentes de su propio interés. Puede que realizen su tarea en forma efectiva, pero ciertamente su verdadero potencial y su participación plena en el éxito de la compañía no se aprovecha. <br />
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Los ejecutivos inteligentes actúan de otra manera. Instalan una cultura en la que se escucha con atención las necesidades y opiniones de los trabajadores. Practican una versión de negocios que es totalmente inclusiva, como la que los autores describen cuando hablan del éxito de las naciones. <br />
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Esos ejecutivos reparten el poder por todos los niveles de la compañía. Tratan de llevar la toma de decisiones lo más abajo posible en lugar de imponerlas desde arriba. Intentan invertir en el desarrollo de las capacidades de opinar con buen criterio para los empleados tomen ellos mismos las decisiones que antes les llegaban de arriba. .<br />
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Cuando la gente siente que tiene poder la firma se torna ágil porque sus decisiones se toman con más rapidez y con más conocimiento de la vida real, más cerca de los clientes. <br />
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En una palabra, el consejo de los autores a los empresarios es que aprendan a apreciar una buena decisión de donde venga en lugar de empeñarse en tomarlas todas personalmente. A nivel nación, lo que empuja la conducta económica es la política. A nivel empresa, la política se traduce en cultura y gente. Esa es la fórmula para triunfar.</p>
Paralelo entre naciones y empresas
Un nuevo libro titulado Por qué fracasan las naciones hace un paralelo entre países y empresas para concluir que lo que funciona a nivel país también funciona a nivel empresa.