<p> Lo supo decir Charly García en los 80. Como un visionario cantó “No voy en tren, voy en avión”. 30 años después, y en un contexto más desagradable para Estados Unidos que la era reaganista, muchos empleados hicieron suya esa estrofa. Hoy son 1,15 millones de personas que viven en áreas metropolitanas las que viajan más de 100 kilómetros para ir a trabajar, un aumento de más del 50% en menos de diez años.</p>
<p>¿Por qué cada vez más personas trabajan lejos de donde viven? ¿Por qué se someten a la rutina de subirse a un avión, después a un tren, después a un taxi, para llegar a destino? Como casi todas las respuestas, la crisis económica es la clave aquí.</p>
<p>Las empresas aceptan a estos “super commuters” porque no quieren tener que arrastrar a candidatos con problemas habitacionales. Debido al golpe que recibió el sector inmobiliario las personas son más reacias a vender sus propiedades y acumular deuda en otra solo porque cambiaron de trabajo.</p>
<p>Y con el desempleo trepando las dobles cifras, nadie puede rechazar un buen trabajo cuando se presenta, inclusive si eso significa pasar horas en la ruta o en el aire.</p>
<p>Las relaciones familiares sufren, como es lógico. El esfuerzo no solamente implica trasladarse sino también reservar tiempo para la familia los fines de semana y mantenerse en contacto via Skype o mensajes de texto durante la semana.</p>
<p>Algunas ciudades son más atractivas para los “supper commuters”: el triangulo Filadelfía-Camdem-Nueva Jersey representa 7,3% de la fuerza de trabajo del área, según cifras de la Universidad de Nueva York. En Manhattan la cantidad de personas que se trasladan más de 100 kilometros subió 60% desde 2002 y representa hoy 59.000 trabajadores, 3% de los puestos disponibles. Seattle experimentó números parecidos en el mismo periodo de tiempo y Houston también.</p>
<p>Para algunos las compañías son cada vez más comprensivas porque, al fin de cuentas, lo importante es llegar a tiempo a trabajar. Inclusive con el gasto semanal de US$ 300 en concepto de viajes aéreos, sigue siendo más barata la decisión de no mudarse que hacerlo en áreas mucho más caras. Con los avances de la tecnología se hace cada vez más fácil mantenerse en contacto.</p>
<p> </p>
No voy en tren, voy en avión
La crisis que viven los países más industrializados fuerza a las compañías a aceptar empleados en circunstancias especiales. Quienes viven a más de 100 kilómetros de sus trabajos deben trasladarse en avión.