Aquí se destacan 4 testimonios de mujeres en nuestro país que lograron acceder a un puesto jerárquico en el mundo de los negocios.
La presencia de mujeres en los directorios de las compañías se ha convertido paulatinamente en un tema que gana espacio en la agenda de los negocios. Aunque esto ocurre en gran medida por impulso de las propias mujeres, es también producto de la demanda social para que las compañías se comprometan con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, uno de los cuales habla específicamente sobre la igualdad de género a todo nivel.
Sin embargo, el aumento de la participación de mujeres en los espacios de máxima decisión de las compañías se va dando a un ritmo muy lento.
Por ejemplo, la última edición del estudio “Mujeres en los directorios de las 1000 que más venden” en la Argentina, que llevan adelante KPMG y Mercado, mostró que la agenda de la diversidad es más discursiva que real. Del total de 6.248 miembros (titulares y suplentes) que conforman los directorios de las 1.000 compañías que más facturan en la Argentina, 5.248 son hombres y solamente 1.000 son mujeres (16%). Las presidencias están ocupadas por hombres en el 93,5% de los casos relevados.
En este contexto, las mujeres que hoy ocupan posiciones de liderazgo en las compañías no dejan pasar la oportunidad toda vez que pueden para sumar su experiencia y visiones a las conversaciones que se desarrollan sobre el tema.
Para Romina Broda, directora de Cono Sur Puratos, el problema radica sobre todo en que todavía no existe la posibilidad de “traer al ser 100% femenino al mundo de los negocios”.
“El hombre puede dudar o verse ambiguo, la mujer todavía no; si se muestra dudosa es mucho peor que cuando eso le sucede al varón”, afirma Broda y sostiene que “la mujer todavía no puede ser mujer en la mesa chica”.
Romina llegó a Puratos hace casi cuatro años luego de una extensa trayectoria en posiciones de liderazgo dentro de empresas como Procter & Gamble, Mondelez y Natura.
Bajo la gestión de Broda, la filial local de la firma, con más de 40 años de presencia en el país, creció significativamente en penetración de mercado, al tiempo que sus operaciones generaron una sostenida rentabilidad, incluso en coyunturas de agudas crisis, tanto en el país como en la región. Gracias al impacto en tiempo récord de su gestión en Argentina, Broda fue promovida rápidamente a directora regional con responsabilidad también en Chile, Perú, Uruguay y Paraguay.
“Creo en la diversidad mucho más allá del género. En ese contexto, más que de la mujer en la mesa chica, me parece que, de lo que tenemos que hablar, es cómo hacemos para que en esa mesa cada uno pueda pueda ser quién es”, afirma.
Broda asegura que el propósito de su carrera tiene que ver con “construir organizadores felices a partir de lo que cada persona pueda hacer lo que mejor sabe hacer y lo que más le gusta, siendo ella misma con las características de género necesarias para poder ofrecer su mejor potencial.
“Es clave ayudar a nuestros entornos a ser quienes son a partir de la empatía”, amplía Romina y profundiza: “Las mujeres pueden traer a la mesa cosas que los varones no pueden, así como también los varones pueden traer cosas que las mujeres no. Creo en las diferencias entre varones y mujeres”.
Para la CEO de Puratos, el rol de la mujer es clave para que “podamos patear el tablero y que cambiemos la manera de hacer negocios en el mundo. Para poder cuestionar qué es la competencia, qué significa ser eficiente, que quiere decir ser rentable ¿Vale la pena ser competitivo si destruimos el planeta? La mujer, a través de un montón de características femeninas, puede cuestionar estructuralmente muchos de los paradigmas que hoy tenemos en los negocios”.
Para Luz Elena, los valores que surgen de la familia son claves, muchas veces somos las propias mujeres que nos limitamos: algo que ella ha visto personalmente cómo se pone en evidencia cuando en una búsqueda no se especifica explícitamente que, también mujeres pueden aspirar al puesto.
“Entonces algunas de ellas creen que no pueden aplicar, claro que lo pueden hacer, su única preocupación debería de ser si consideran que tienen esas habilidades que el puesto requiere. Aquí viene el tema de tus propios valores. En mi familia de origen, tengo dos hermanos varones, yo soy la del medio. Mi papá siempre nos hablaba con igualdad a mis hermanos y a mí nos alentaba a trabajar, estudiar, tener amigos, viajar y disfrutar la vida y obvio algún día formar una familia. Su speach era ese y me ayudó mucho en la autoestima. Porque me hablaba igual que mis hermanos”, recuerda.
Flora Fernández Marengo es productora de cine y publicidad con más de 30 años de trayectoria en la industria en varios países. En el 2003 fundó Labhouse con sedes en Buenos Aires, Montevideo, Santiago de Chile, Barcelona y Londres desde donde produce largometrajes, series y comerciales a nivel global.
A lo largo de su carrera recibió varios premios tanto en cine como en publicidad. Estuvo nominada al Oscar y ganó un Emmy por el documental The Betrayal, dirigido por Ellen Kuras.
Flora viene de una familia tradicional, de abogados mayormente. Aun contra la desaprobación que generó en su familia la decisión de estudiar arte, no se amilanó y se lanzó por esa carrera, firmeza que también la ayudó a construir esa personalidad que le ha permitido moverse con resiliencia en ambientes dominados por hombres.
Tras trabajar, en sus precoces comienzos, en la producción de los espectáculos de Xuxa y, nada más y nada menos, que con Alan Parker en la película Evita, marchó a Inglaterra para desarrollar su carrera allí, donde tuvo que lidiar por su género pero también por su origen latino. Flora quien se ocupaba de la parte financiera de la producción de las películas, territorio de impasibles hombres británicos, cuenta que cuando mostraba el diagrama financiero para la película, los financistas, mayormente hombres, dirigían todas sus preguntas a su co productor más allá que la que respondía fuese ella. Así era la dinámica por varios minutos, hasta que entendían que era ella quien llevaba los números. Dice que, por mail o por teléfono, le era más fácil porque no la veían y que cuando iba a reuniones presenciales retrocedía y tenía que volver a ganarse ese lugar por ser mujer y también por ser latina admite.
Flora armó un equipo de todas mujeres para su compañía. Cree que quizás lo hizo así porque era más fácil liderar dentro del mismo género.
“Arme un equipo de mujeres con el que trabajo hace más de 20 años. En ese tiempo habrán nacido más de 30 bebes…y aunque yo no he tenido hijos, me adapte a todas esas maternidades”, recuerda y afirma: “Mis equipos no fueron menos eficientes. Pero si me requirió a mí más esfuerzo y a la estructura en general”.
Partiendo de una valoración del recurso le resultó más fácil y su mensaje a sus colaboradoras era: “Yo te valoro y conservo tu trabajo, tomate el tiempo que necesites que nos adaptamos”.
“En los últimos años integré más hombres. Ahora hay más paridad en cantidad de hombres y mujeres. Y es espectacular por que los chicos son hombres abiertos” y agrega “No creo ser igual a un hombre ni quiero serlo, estoy muy contenta siendo mujer. Desde el lugar de mujer hay mucho que se puede aportar. Creo que parte del desafío es aceptar nuestras diferencias. Hay todo un tiempo biológico en la mujer que en el hombre no está y está vinculado a la maternidad y nuestro período fértil. El desafío está en integrar y naturalizar ese proceso al mundo laboral” concluye Flora.
Gabriela Terminielli, miembro del Directorio de BYMA Bolsas y Mercados Argentinos, es la primera mujer de ese cuerpo colegiado. Hoy es la única mujer titular de ese Directorio donde preside el Comité de Gobierno Corporativo y Sustentabilidad, pero asegura que: “En estos últimos años se han implementado numerosas iniciativas que promueven la diversidad de género en BYMA y ya tenemos a varias mujeres jóvenes en posiciones de liderazgo lo cual es muy alentador de cara al futuro”. Y sigue su reflexión: “Es cuestión de tomar la decisión de promover la igualdad de oportunidades, tener un CEO que aliente esos cambios que ni siquiera requieren erogaciones para la organización, por ejemplo, que las mujeres hagan sus presentaciones al directorio, que se las conozca. Esa profesional se va a sentir valorada y motivada para seguir creciendo”.
Gabriela es, además, Co-Chair de WCD Argentina (Women Corporate Directors), la mayor organización mundial de miembros y comunidad de mujeres directoras de consejos de administración de empresas. “Vimos que en el mundo las mujeres de 55 años y más continuaban su vida productiva en roles de Directorio, trajimos la propuesta de la certificación “Next Board” a nuestro país en alianza con UCEMA, la Bolsa de Comercio y KPMG y tuvimos 3 ediciones con cupos agotados y lista de espera. Al respecto reflexiona: “Nuestra expectativa de vida creció mucho, tenemos que planificar nuestro futuro productivo y estar en directorios es una excelente oportunidad que hasta hace muy poco tiempo parecía sólo apropiada para varones con un determinado expertise, la diversidad no sólo de género sino de perfiles es hoy un tema insoslayable”.
Gabriela habló también de la necesidad de diseñar la carrera en forma estratégica “Doy una cátedra en el MBA de la UCA sobre “Diseño de carrera con perspectiva de género”, es importante tener en cuenta los momentos del ciclo vital para llegar más afianzadas a la etapa en que la energía se dispersa, hijos, familia, otras obligaciones. Está estadísticamente probado que las empresas las “pierden” de los 30 a los 35.”
Hay mucho por hacer aun “Globalmente somos un 19% de mujeres que estamos en directorios. Pero de ese 19% solo el 7% lo preside. Hay un 15% de CFO (directoras financieras) a nivel mundial y un 5% de CEOs, o directoras ejecutivas. ¿Saben cuánto era hace 15 años el porcentaje de mujeres CEO en el mundo? 5%, es fundamental comprender que, si bien se avanzó en la toma de conciencia, tenemos que trabajar en acciones concretas”.
Gabriela sugiere “Revisemos nuestros mensajes, que estos no desalienten a las próximas generaciones, si les decimos todos los años que faltan 200 para llegar a la igualdad de género o fortalecemos la idea de atribuir a las mujeres el Síndrome del impostor, lo más probable es que se sientan desmotivadas y de esta forma estemos contribuyendo a que los números de mujeres en posiciones de liderazgo sigan estancados”, concluye.