<p>En esta era donde se comparte todo tipo de información, la gente ha dejado de ser gente para convertirse en producto. Los usuarios de Internet van dejando su huella en todos los sitios que visitan, o en lo que ponen en sitios sociales, con sus “me gusta” y todo eso genera datos que se venden y se compran. Luego, los “mineros de datos” los recogen, clasifican, <br />
empaquetan t los venden a las empresas para que éstas puedan dirigirse a sus objetivos con información relevante. <br />
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Éste fue el tema de un debate entre profesores de Wharton, donde algunos dicen que es valioso y otros que la utilización de los datos ha llegado demasiado lejos. "Hasta las compañías tradicionales han descubierto que pueden general líneas de negocios totalmente nuevas coleccionando y usando la información de sus clientes”, dice Andrea Matwvshyn, profesora de estudios legales y ética empresarial en Wharton. <br />
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Los defensores de la privacidad dicen que la recolección de datos han llegado demasiado lejos, y explotan a los consumidores que tienen cada vez menos control sobre la forma en que se maneja su información personal. El presidente de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, Jon Leibowitz denunció a los recolectores de datos online como "cyberazzi" y les pidió que desactiven el mecanismo de rastreo de navegación. <br />
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Otros creen que ese aluvión de datos abre puertas dando a las empresas un conocimiento sin precedentes sobre lo que quieren los consumidores, algo que las ayuda a satisfacer esas necesidades. Según Anindya Ghose, profesora visitante en Wharton y co directora de la Universidad de Nueva york, los consumidores se están beneficiendo más que nunca del libro fluir de la informaicón, pues “las empresas pueden usar mi interacciòn con mis amigos en Facebook para personalizar y customizar sus productos y servicios para mía”. <br />
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Y agrega que "los medios sociales están democratizando el marketing porque la difusión viral de la informaciáon está obligando a las empresas a comunicarse mejor con sus clientes, quienes, a su vez, tienen más voz y voto. Cuando más rica es esta comunicación de doble vía, mejor pueden las compañías satisfacer la demanda de los consumidores.”<br />
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No hay nada nuevo en considerar la información del consumidor como producto, dice el profesor Jonah Berger, quien cree que esta discusión es “el mismo perro con otro collar”: durante años el marketing directo y las compañías de venta por catálogo armaron listas con nombre, dirección y teléfono que luego se vendían. “Este tipo de minería de datos se hace desde hace años”. La única diferencia es que hoy hay muchos más datos. <br />
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El negocio de la publicidad online dice que no compra ni vende información que identifica a los individuos personalmente, como nombres o direcciones de email, sino agregados de datos anónimos para construir perfiles de grupos de consumidores. “Los buenos actores en este negocio”, dice Sherrill Mane, de Interactive Advertising bureay, no intercambian información que permita identificación personal”. “El objetivo es desarrollar segmentaciáon de audiencia, no obtener nombres para ir en su busca”.<br />
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Claro, eso no significa que otros usen información digital para dirigirse a individuos, dice Lee Tien, abogado de <em>Electronic Frontier Foundation</em>. “Los anunciantes se interesan por nosotros sólo como potenciales consumidores y compradores , y allá afuera hay mucha información importante”. Pero, agrega, en última instancia lo que preocupa no es el uso publicitario sino que no se sabe para qué va a ser usada la información.<br />
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Minería de datos del consumidor
Un grupo de profesores de Wharton se reunieron para debatir sobre la minería de datos y todos los usos que permite. Algunos la ven útil, otros peligrosa porque no siempre se la usa para vender màs.