En Japón celebran la Navidad como nosotros en Argentina, la Nochebuena, sólo que para ellos el día siguiente, el 25, no existe como festividad.
El 24 viene, lógicamente, después del 23, pero el 23 es el cumpleaños del emperador y, por lo tanto, feriado nacional. También marca el final del año académico y el principio de las vacaciones de invierno.
Algunos días después, el 29 de diciembre, comienzan las vacaciones del Año Nuevo. Las fábricas y las oficinas cierran el 28 para un fin de semana largo. Más allá de eso, los feriados casi son inexistentes en Japón.
Para estas fechas, la mayoría de los japoneses visitan un templo budista el día de la Nochevieja y luego se encaminan hacia el santuario de Shinto el día del Año Nuevo a pedirle sus bendiciones.
En ningún otro momento del año se hace tan evidente la mezcla de culturas y de religiones con tradiciones de Oriente y Occidente que entraron hace 140 años, cuando el país abrió sus puertas al mundo.
“Navidad es sinónimo de salidas románticas y fiestas. Ha perdido su significado original de la misma forma en que la sociedad japonesa digiere muchas culturas extranjeras para incorporarlas a la propia”, dice Ayako Sogo, directora de una revista.
Es más, muchos japoneses asocian la idea de Navidad con la de ir a comer a un Kentucky Fried Chicken (KFC) y torta de frutillas. Largas colas se hacen en las entradas de los locales de KFC el día de Nochebuena y también muchas personas llevando a casa, después del trabajo, una caja con la torta de navidad.
Esta tradición del KFC para navidad surgió de una campaña de marketing hecha hace unos 40 años que hablaba del poll0o frito como una alternativa rápida, barata y sabrosa para el pavo.
La connotación romántica la convierte en una fecha odiada por los que no tienen pareja. Eso dio lugar a un servicio curioso: se alquilan novios y novias.