Navegando por internet nos topamos con un oferta de trabajo para nuestro para un puesto muy similar al nuestro. Nos llama la atención, pero lo dejamos para por pensar que es una casualidad. Al día siguiente, nuestro jefe nos pide que enumeremos por escrito todos los procedimientos que realizamos en nuestro puesto, todas las tareas diarias y que ordenes nuestra cartera de clientes. Quizás nos pidan que formemos a otra gente en estas tareas, sólo por si acaso. Si alguna nos es familiar, es porque estamos ante algunas de las claras señales que anteceden a un despido.
Menos contacto
La supuesta calma que antecede a la tormenta también existe en el trabajo. Si empezamos a recibir menos mails laborales, por ejemplo si ya no nos envían reportes de productividad o si ya no nos preguntan por el progreso del proyecto en que estemos trabajando, no significa necesariamente que estemos realizando todo bien sino que podríamos ser reemplazados. Lo mismo vale para las invitaciones a reuniones de personal. Si ya no somos bienvenidos es porque la empresa no tiene intereses en que un futuro ex empleado conozca más del trabajo que está por dejar. Si notamos menos contacto y menos feedback por parte de la compañía hay que estar alerta.
Nuevas caras
Otra conducta de alerta es que el jefe cancele una y otra vez las juntas con el colaborador; o bien, que empiece a involucrar en esos encuentros a otra persona que (normalmente) no tendría por qué atender esas reuniones, y le pida a ella o él que aparezca copiada en todos los avances relacionados con un proyecto. Esto suele suceder de otras maneras, por ejemplo cuando llega un nuevo empleado al que se la enseña cómo es la compañía y dentro de ese tour hay una escala exclusivamente dedicada a ver cómo realizamos nuestro trabajo.
No estamos en los proyectos
Cuando no queremos estar cerca de una persona, tratamos de evitarla y no hacemos planes en conjunto con ella.Lo mismo vale para los proyectos: que no seamos asignados a nuevas taras o proyectos significa que la empresa, cuando prescinda de nuestros servicios, quiere tener todas nuestras tareas terminas y no dejar ningún cabo suelto. Al tomar la decisión de despedir a una persona es común que se le retiren proyectos de importancia para prevenir que queden a la deriva. Si hace tiempo que te asignan pocas actividades o ya no solicitan tu colaboración cómo antes puede ser momento de investigar qué está pasando.
Bajo la lupa
Algunas empresas realizan evaluaciones periódicas del desempeño de sus empleados, pero si sorpresivamente tu jefe o alguien más te pide cuentas sobre tu trabajo, sin explicación aparente, podría ser un indicio de que estás en la mira. La mayoría de los trabajadores de oficina saben qué implica una llamada de atención por escrito. Si tu jefe suele darte feedback de manera personal y privada y repentinamente lo hace de manera formal, podría significar que está documentando los hechos. Es decir, creando un archivo con el cuál pueda sustentar tu despido. No todos los casos son iguales, analiza fríamente si hay algo de qué preocuparse.
Rumores de pasillo
Siempre salen a la superficie rumores respecto a tal o cuál despido. A veces es importante prestar atención a estos rumores y compararlos con otras señales más objetivas. Si los rumores se hacen cada vez más fuertes y las señales objetivas son más fáciles de ver y detectar, quizás es momento de ir actualizando el CV y prepararse para que lo peor no nos tome por sorpresa completamente.