jueves, 26 de diciembre de 2024

Management japonés: cambiar como lo recomienda el señor Shima

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Los ejecutivos locales debieran aprender de Shima, aunque no exista. Su contrincante es Yamato, o sea “armonía superior”. No es casual que así se llamara la fase inicial del Sol naciente (siglos III a VIII).

<p>En pos de esa armon&iacute;a primigenia, emanada de la diosa Amaterasu, madre del imperio, la sociedad nipona ha refinado rasgos culturales como humildad, lealtad, respeto y, sobre todo, consenso. En el campo de los negocios, el exceso de consenso resulta en falta de l&iacute;deres fuertes, capaces de distinguirse, hacer carrera y tomar decisiones claras.</p>
<p>No obstante, aquellas virtudes liminares fueron &uacute;tiles en la &uacute;ltima posguerra, en combinaci&oacute;n con el plan del general George Marshall. Hoy, por el contrario, frenan a muchas industrias. Por supuesto, Jap&oacute;n tiene varias de las mejores empresas del mundo pero, dado que operan en escala global, han ido absorbiendo m&eacute;todos occidentales remisos al consenso, Pero en gran parte del sistema &ndash;particularmente los servicios- las firmas no promueven temprano a sus j&oacute;venes m&aacute;s promisorios y s&oacute;lo ascienden por edad.</p>
<p>Por tanto, el p&uacute;blico aplaude a un l&iacute;der que rompe los moldes. Joven, din&aacute;mico y astuto, no vacila en echar a un lado ejecutivos tan conservadores como ignaros. Desde&ntilde;a la politiquer&iacute;a empresaria y promueve gente por m&eacute;ritos, no antig&uuml;edad, y es muy, muy popular.</p>
<p>Sus acciones son objeto de cobertura semanal y, en junio, obtuvo la conducci&oacute;n de una enorme compa&ntilde;&iacute;a. Pero Kosaku Shima (Hatsushiba Goyo) tiene un &uacute;nico inconveniente: es un personaje de historieta; &ldquo;manga&rdquo; en japon&eacute;s.</p>
<p>Para muchos cr&iacute;ticos de la sociedad nipona, Shima s&oacute;lo puede existir en la ficci&oacute;n. Sin embargo, como sostienen varios expertos occidentales en management, ejecutivos y dirigentes pol&iacute;ticos debieran seguir su ejemplo. Para no hablar de sus colegas latinoamericanos.</p>
<p>En el Sol naciente y, hasta cierto punto, en Surcorea, los jefes raramente dicen lo que piensan para no romper la armon&iacute;a. Sus subordinados son remisos a cuestionar ideas del superior, para no dejarlo malparado. Casi nadie se arriesga por una iniciativa. La clave del asunto en una forma de consenso decisorio llamada nemawashi -dar rodeos- o ringi (ir de abajo a arriba).<br />
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<p>Hace unos veinticinco a treinta años, los admiradores occidentales del estilo japonés le atribuían la competitividad del modelo. A veces puede ser así. Por ejemplo, en lapsos críticos, cuando las órdenes deben cumplirse sobre la marcha, sin vacilar. Pero la ausencia de cuestionamientos suele ser fatal para una compañía en tiempos normales.</p>
<p>Si bien la necesidad de cambiar hace a los managers, debe admitirse que el gobierno no facilita las cosas. Parte del problema es laboral. Así, cambiar de trabajo a mitad de carrera hace peligrar la jubilación. El rígido mecanismo de jerarquía por antigüedad discrimina a las mujeres: si abandonan un puesto por maternidad, no lo recobran. Sin la menor duda, Japón necesita muchos Shima, pero de carne y hueso.</p>
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