Los cambios en la estructura de conducción reflejan una tendencia que se extiende entre grandes compañías francesas. Así lo muestran BNP Paribas, Lafarge o Renault, que también han separado la dirección ejecutiva (“gerencial”, como se dice allá) y la presidencia del directorio.
No obstante, la transferencia de poderes suele ser limitada por los propios ejecutivos salientes, que tratan de manejar a sus sucesores. Eso ocurrió con Jean-Marie Messier que, en plena crisis de Vivendi Universal, interfería con René Fourtou, que había tomado sus funciones ejecutivas. Eso continúa sucediendo en Axa, donde el presidente Claude Bébéar –desplazado como director gerente por la junta- sigue pesando en las decisiones de Henri Castries. En 2000, éste asumió el control operativo de la aseguradora, pero…
La señora Hériard Dubreuil, del clan que controla el paquete Rémy Cointreau, probablemente se convierta en “presidente ejecutiva”. Pero no se ocupará del cognac Rémy Martin ni del licor de naranjas Cointreau, sino de relaciones con accionistas y estrategia. El resto será cometido de Laborde.
Una de las escasas “grande patronas” francesas, Dominique ha desempeñado activo papel en restaurar la confianza del mercado en RC. Redujo drásticamente una pila de deudas, recortó costos y recobró rentabilidad este año. La dama se había hecho cargo de una compañía muy golpeada por la crisis sistémica internacional de 1997/8.
Hace poco, afrontó una caída de ventas ligadas al turismo, debido a la guerra iraquí, al virus de gripe asintomática (sars) y al avance del euro sobre el dólar. El último factor disminuyó las utilidades en 25% -de € 94.500.000 a 76.300.000- entre los ejercicios 2002 y 2003, cerrados en marzo de cada año siguiente. Por su parte, Laborde pasó por Renault, Pernod Ricard, la británica Campbell, Moët & Chandon (división de LVMH) y Antonin Rodet, bodega borgoñona controlada por la banca Worms & Cie.
Rémy Martin hará otra reforma en management: eliminará las juntas supervisora y gerencial, para reemplazarlas por una junta directiva y un comité ejecutivo. El sistema saliente, explican en la firma, fue útil para la absorción del grupo holandés Bols (2000); pero ya no se adaptaba a las nuevas necesidades. Por supuesto, todas las reformas requieren la aprobación de la asamblea de accionistas (se hace en septiembre).
Los cambios en la estructura de conducción reflejan una tendencia que se extiende entre grandes compañías francesas. Así lo muestran BNP Paribas, Lafarge o Renault, que también han separado la dirección ejecutiva (“gerencial”, como se dice allá) y la presidencia del directorio.
No obstante, la transferencia de poderes suele ser limitada por los propios ejecutivos salientes, que tratan de manejar a sus sucesores. Eso ocurrió con Jean-Marie Messier que, en plena crisis de Vivendi Universal, interfería con René Fourtou, que había tomado sus funciones ejecutivas. Eso continúa sucediendo en Axa, donde el presidente Claude Bébéar –desplazado como director gerente por la junta- sigue pesando en las decisiones de Henri Castries. En 2000, éste asumió el control operativo de la aseguradora, pero…
La señora Hériard Dubreuil, del clan que controla el paquete Rémy Cointreau, probablemente se convierta en “presidente ejecutiva”. Pero no se ocupará del cognac Rémy Martin ni del licor de naranjas Cointreau, sino de relaciones con accionistas y estrategia. El resto será cometido de Laborde.
Una de las escasas “grande patronas” francesas, Dominique ha desempeñado activo papel en restaurar la confianza del mercado en RC. Redujo drásticamente una pila de deudas, recortó costos y recobró rentabilidad este año. La dama se había hecho cargo de una compañía muy golpeada por la crisis sistémica internacional de 1997/8.
Hace poco, afrontó una caída de ventas ligadas al turismo, debido a la guerra iraquí, al virus de gripe asintomática (sars) y al avance del euro sobre el dólar. El último factor disminuyó las utilidades en 25% -de € 94.500.000 a 76.300.000- entre los ejercicios 2002 y 2003, cerrados en marzo de cada año siguiente. Por su parte, Laborde pasó por Renault, Pernod Ricard, la británica Campbell, Moët & Chandon (división de LVMH) y Antonin Rodet, bodega borgoñona controlada por la banca Worms & Cie.
Rémy Martin hará otra reforma en management: eliminará las juntas supervisora y gerencial, para reemplazarlas por una junta directiva y un comité ejecutivo. El sistema saliente, explican en la firma, fue útil para la absorción del grupo holandés Bols (2000); pero ya no se adaptaba a las nuevas necesidades. Por supuesto, todas las reformas requieren la aprobación de la asamblea de accionistas (se hace en septiembre).