<p>En la última década los hombres han comenzado a incursionar en territorio femenino: los trabajos que tradicionalmente fueron ocupados por ellas hoy están ocupados por ellos. En el medio de la crisis, los hombres jóvenes sin títulos universitarios no encuentran trabajo en las fábricas o en la construcción por lo que sus oportunidades se ven limitadas.</p>
<p>Una de las profesiones más populares es la de asistente odontológico que ofrece oportunidades de crecimiento profesional pero no para los hombres: 90% de la fuerza de trabajo la representan las mujeres. Al 10% restante, hombres, no les interesa. Nacieron en un mundo en donde las mujeres tienen mejores títulos universitarios y tienden a conservar trabajos más estables.</p>
<p>Hoy el sueño americano no tiene que ver con casas lujosas o mucho dinero sino con cuestiones más básicas, elementales: una casa, un título universitario, estabilidad financiera y algo extra cada mes para poder salir a comer o al cine. Para lograr esa estabilidad se necesita de un trabajo a tiempo completo con beneficios incluidos, algo que cuesta encontrar en las economías más industrializadas. Y mientras que las mujeres siguen avanzado, tratando de ganar terreno en mundo ejecutivo de los hombres, algunos deciden incursionar en profesiones tradicionalmente femeninas.</p>
<p>La tendencia no se reduce solamente a este momento económico. Esta motivada por problemas económicos, sí, pero también por la calidad de vida y por la erosión de los estereotipos de género. Según un estudio del <em>New York Times</em>, de 2000 a 2010, las profesiones femeninas representan un tercio de las oportunidades para los hombres.</p>
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<p> Esto no significa necesariamente que los hombres estén desplazando a las mujeres. Pero en Texas, por ejemplo, la cantidad de enfermeros se duplicó en 10 años y hoy representan 12% de la fuerza de trabajo. En ese mismo estado, 23% de los maestros son del sexo femenino.</p>
<p>¿Quiénes son los que están dispuestos a tomar estos trabajos? En general los trabajos de “cuello rosa” solían ir a extranjeros cuyo primer idioma no era el inglés y cuyas oportunidades, por un bajo nivel educativo, estaban limitadas. Sin embargo hoy los hombres empleados en trabajos tradicionalmente femeninos son de todas las razas y edades y un tercio de ellos, inclusive, poseen títulos universitarios.</p>
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De todas maneras no son pocos los que aseguran que una vez terminada la recesión esta tendencia pueda retroceder: la necesidad de un trabajo estable es hoy la clave para entender muchas de las decisiones que se toman alrededor del trabajo. Pero muchos dicen que este factor no es determinante y que los estigmas asociados a elegir una profesión tradicionalmente femenina han desaparecido. Eligen esos puestos no porque los necesiten sino porque son más satisfactorios.</p>
<p>Y para esos hombres no son malas las noticias: inclusive en áreas tradicionalmente femeninas, los hombres siguen ganando más. La satisfacción de trabajar sin estrés y desde casa también entra en la ecuación. Dicen que la tendencia de que el hombre ocupe su tiempo en tareas domésticas se ha traducido en este cambio en el lugar de trabajo. A medida que la actitud en casa cambia, también lo hace el comportamiento en el trabajo. Una buena noticia para la equidad.</p>
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