Con fondos del Fondo para el Clima y la Energía de Ámsterdam, Caffe Inc. la planta cuenta con una inversión de 4 millones de euros, como explica el último informe de la consultora Trendsity.
Esta no es la única empresa que utiliza el desecho del café: se utiliza para cultivar hongos ostra en todo el mundo ( bio-bean tiene una planta de reciclaje en el Reino Unido) y el finlandés-vietnamita Rens Original lo combina con plástico reciclado para crear material para zapatillas.
Dada la cantidad de café que se consume en todo el mundo, no es de extrañar que se agudice el ingenio y la innovación a la hora de pensar en cómo reciclar los granos utilizados. Vale aclarar que solo el 1% de un grano de café se convierte en una taza de café en concreto, el resto, suele ser desecho con gran potencial de uso y explotación.
Por ejemplo, el aceite de café retiene gran cantidad de nutrientes activos y se puede utilizar en productos para el cuidado de la piel y cosméticos, pero también el colorante derivado de café es un tinte natural para textiles y también puede mutar a tinta de impresora. Los desechos de este tipo, son asimismo un material rico en celulosa que se puede usar para paneles de muebles o papel y en impresión 3D, entre otras utilidades.
Más allá del caso puntual del café, es interesante destacar que a medida que las economías van incorporando el concepto de circularidad, estas plantas de reciclaje ad hoc tienen cada vez más protagonismo: estamos viendo cada vez más de estas iniciativas que se van especificando para enfocarse en extraer el máximo valor de recursos muy puntuales que de otro modo se desperdiciarían.