Hay un viejo dicho que dice que no hay peor enemigo para una mujer que otra mujer. Esa es una apreciación que siempre se ha hecho en general con solo observar las actitudes de muchas mujeres.Como todo viejo dicho es objetable, pero algo tiene de verdad. Parece que los estudios demuestran que, cuando se encuentra en posición de evaluar los méritos de una persona en el trabajo, las mujeres tienden a devaluar el aporte de otras mujeres.
Así lo afirma Madeline E. Hellman, una psicóloga que se d dedica desde hace muchos años a analizar el papel de la mujer en el trabajo. Nada mejor para mostrar lo que quiere decir que citar un ejemplo hipotético que da para poner de relieve una situación sutil pero cotidiana:
Alicia y Roberto han cumplido con el plazo, el plan de marketing está terminado. Trabajaron juntos muy bien, en colaboración, definieron el mercado objetivo, el programa de lanzamiento del nuevo producto y los diferentes roles y responsabilidades que habría que asignar. Ambos están satisfechos. Y también lo estaba el comité ejecutivo que, desde ese momento en adelante, se refirió al trabajo como “el plan de Roberto”.
El problema es común: la mujer no obtiene crédito cuando le corresponde. En estudios que realizó Heilman con la psicóloga y profesora Michelle C. Haynes, descubren que las mujeres que trabajan en colaboración con hombres son repetidamente vistas como menos competentes que sus compañeros varones. Además, cuando el proyecto conjunto tiene éxito, a las mujeres se las ve como cumpliendo un rol menos influyente en ese éxito, mientras se supone que fueron los varones los que asumieron el liderazgo
Ya solución más poderosa para este problema depende de un cambio cultural y sistémico. Todos debemos reconocer que tenemos visiones sesgadas de las mujeres en el trabajo y corregirlas.
Lo primero que hay que advertir es que las mujeres mismas son parte del problema. Sucesivos estudios han descubierto que los evaluadores, tanto hombres como mujeres, dan menos crédito a las mujeres que a los hombres en los trabajos en equipo.
Las mujeres, junto con los hombres, devalúan los aportes de otras mujeres. También devalúan sus propios aportes. Los estudios de ambos profesionales descubrieron que cuando hombres y mujeres trabajan juntos en algo las mujeres dan más crédito a sus compañeros varones y menos a sí mismas
¿Qué se puede hacer entonces? Lo primero y más evidente sería recomendar que trabajen en forma individual y no en equipos toda vez que sea posible. Pero las investigaciones muestran también que a las mujeres también se las puede castigar por no estar dispuestas a colaborar. Pero hay otras cosas que pueden hacer para evitar esta falta de reconocimiento. Algunas opciones:
Es más fácil señalar el propio aporte a un proyecto si esté está separado y es irrefutable.
De modo que, si es posible, hay que tratar de adueñarse de una parte del proyecto y que tiene indicadores objetivos de desempeño. Será difícil así que los colegas ignoren esa participación. También pueden optar por hacer un trabajo para el cual están idealmente capacitadas en comparación con los demás.
Asegurarse de que el aporte sea claro para los colaboradores varones. Tus colegas serán los primeros en saber qué parte de la responsabilidad te cabe en el conjunto del trabajo y hasta te pueden defender frente a los directivos si estos decidieran ignorar esa parte.
No tenerle miedo a la auto promoción. A las mujeres, por lo general, les cuesta auto-promocionarse, justamente porque temen que se las critique por eso. Eso las pone en una situación de “palos porque bogas y palos porque no bogas”. Si no hablan se su aporte las ignoran. Si lo hacen, son unas engreídas porque violan la norma de género que dice que las mujeres deben ser modestas, humildes y con orientación a los demás.Pero de todas maneras, es importante que encuentren la forma de hacer que su trabajo sea advertido por los demás.
Aprovechar las oportunidades de clarificar el rol, en privado, si es posible. La mayoría de la gente desconoce las actitudes tendenciosas de género que las lleva a subvaluar los aportes de las mujeres. Por eso muchas veces si un jefe o un colega no reconoce los méritos de un trabajo, cree que no hay mala intención, por eso es conveniente4 encontrar un momento privado para darles más información sobre tu participación en el proyecto.
Ofrecerse a ser vocera.El vocero, que es la persona que presenta el proyecto, tiende automáticamente a adjudicarse el trabajo. Entonces sería un buen camino para contrarrestar la tendencia cultural a desmerecer el aporte de las mujeres pedir a los compañeros varones si pueden ser ellas las que presentan el trabajo.