Es evidente que los teléfonos móviles ya comienzan a dejar una marca indeleble en la vida moderna. Las encuestas realizadas en 2013 muestran que 91% de los adultos en Estados Unidos usan algún tipo de teléfono móvil y casi 61% tiene un teléfono inteligente; y la cifra es más alta entre personas entre 18 y 34 años y familias con ingreso de más de US$ 75.000. Tras ese grupo van los anunciantes.
Esto explica que el gasto anual en publicidad vía móvil de las empresas norteamericanas — generalmente en forma de pequeño banner en un navegador web o en una aplicación para Smartphone – saltó de US$ 770 millones en 2010 a US$ 4.100 millones en 2012. Los pronosticadores en este sector creen que el número podría llegar a US$ 32.000 millones y a más de US$ 62.000 millones en el mercado global, según el Financial Times.
Pero a pesar de todo ese dinero que se destina a campañas móviles, una encuesta revela que solo 14% de los encuestados dice estar satisfecho con el uso que hace de los canales de publicidad móvil. Uno de los desafíos más grandes es el propio medio: Los avisos deben verse rápido cualquiera sea la fortaleza de la conexión Wi-Fi del usuario y mostrar o el logo, o el eslogan o el mensaje. Igualmente, a pesar de las dificultades sy de los magros logros hasta ahora, una encuesta realizada en 2013 reveló que 69% de los anunciantes de marca proyectan aumentar el uso de avisos móviles.
Para entender mejor si los avisos pueden en realidad hacer comprar el producto, los autores de un nuevo estudio colaboraron con una agencia de investigación de mercado para analizar las respuestas de casi 40.000 consumidores a a 54 campañas de publicidad móvil durante u7n lapso de 3 años. Los resultados generales fueron desalentadores pero igualmente revelaron que los avisos móviles podrían valer la pena para tipos específicos de productos que apelaban a la memoria de los consumidores.
Esos productos incluían autos, productos envasados, entretenimiento, servicios financieros y salud y farmacia.