Desde nuestro Observatorio de Tendencias –dice Mariela Mociulsky de Trendsity- venimos monitoreando todo lo que ocurre con la alimentación desde que comenzó la pandemia. En Argentina, hubo un primer momento de quiebres de stock al comienzo del aislamiento y predominó la elección de básicos (congelados, lácteos, no perecederos). Luego, además de la experiencia gourmet en casa, hubo más impactos.
Por ejemplo, la presión en la cadena de abastecimiento tuvo una fuerte expresión con lo que ocurrió con los frigoríficos en algunos países. Las plantas de procesamiento de carne demostraron ser especialmente vulnerables a los brotes de coronavirus lo que afectó la oferta de productos derivados, con el caso paradigmático de Tyson en USA.
Pero todo esto sintoniza con un debate mayor sobre el impacto de esta industria en el cambio climático. Las alternativas plant based podrían reducir esa huella ambiental y son compatibles con las tendencias alternativas a la carne, sobre todo de las nuevas generaciones. Pocos días atrás, Burger King anunció el lanzamiento de una Whopper hecha de carne de vaca alimentada con dieta a base de plantas, lo que reduce la emisión de gas metano dañinos para el medio ambiente.
Los números dan la razón: se proyecta que el consumo mundial de carne per cápita caerá al nivel más bajo en nueve años. Las ventas de productos de carne alternativa aumentaron un 264% en pocas semanas. Impossible Foods, afirmó que la venta de sus productos aumentó 18 veces desde marzo. JBS, el mayor vendedor de carne del mundo, lanzó su propia marca de hamburguesas a base de plantas y alternativas de chorizo.
Todo esto se suma a un gran llamado a una mejor alimentación para fortalecer el sistema inmune, desde las recomendaciones de la FAO con acento de consumo sobre vegetales y frutas -al respecto fue interesante la reciente presentación de la app de Microsoft y Narda Lepes que estimula el consumo de vegetales- al boom de los alimentos funcionales, por ejemplo La Serenísima apostando por el segmento de leches funcionales y el crecimiento explosivo de los probióticos, especialmente el yogur.
Será interesante seguir de cerca cómo evolucionan todos estos cambios, sin duda, la pandemia ha acelerado muchas de estas tendencias.