Porque, por si a alguien se le ha olvidado, las formas más primitivas y ancestrales de “procesar los alimentos” son, en principio cortar y cocinar. Llevado a su máxima expresión comer algo sin procesar es comerlo crudo y sin la intervención de ningún instrumento, ni siquiera el cuchillo. Eso es lo que hacía el hombre de las cavernas antes de descubrir que con piedras podía llegar a machacar y también cortar lo que le resultaba difícil de masticar.
Luego, poquito a poco aprendió que usando fuego los alimentos se transformaban, algunos se ablandaban y se hacían más fáciles de comer, otros cambiaban de aspecto y se volvían más gustosos. Luego vio que agregando una cosa que llamó sal le acentuaba el sabor. Y así, con el correr de los siglos las civilizaciones fueron conociendo especias para cambiar los sabores, aceites para cocinar de forma más interesante y demás.
¿Qué es todo eso? Pues ni más ni menos que procesos. Lo que comemos todos los días, aunque sea un simple bife con ensalada, es comida procesada. El bife ha sido cortado primero y cocinado con fuego después: dos procesos. La lechuga ha sido lavada primero, cortada después y condimentada con varios elementos. Tres procesos.
Si los destinatarios de los ataques son cadenas similares a McDonald´s habrá que encontrar otra denominación, porque procesado es todo lo que comemos, hasta las verduras de los veganos.