<p>Aunque hay diferentes tipos de diseño –gráfico, de marcas, de packaging, de producto, de interiores, de interfase- todos tienen en algo en común: su objetivo es crear experiencias que sean simples y grafiticantes para los usuarios.</p>
<p>Hoy todos esperan originalidad en el diseño. Ya no está reservado a una elite urbana con sensibilidades estéticas particulares, que fuma cigarrillos importados y usa poleras negras de cuello alto. Las expectativas con respecto al diseño de un producto son altas y masivas; es la certeza de que los productos son buenos por dentro y por fuera y que la empresa pensó cómo simplificarlos, hacerlos más intuitivos, elegantes, fáciles de usar.</p>
<p>Esta es la era del diseño, en donde se ha democratizado su uso. Los expertos en marketing, por lo tanto, a veces chocan con los nuevos estándares. Pero entienden bien el poder de un buen diseño o por lo menos están empezando a hacerlo: Apple tiene hoy una valoración de US$ 570 millones, eso es más que el producto bruto interno de Suiza. Sus ganancias duplican las de Microsoft, una organización también de tecnología pero que nunca hizo hincapié en el diseño como sí Steve Jobs en sus diez años al frente de Apple.</p>
<p>Algunas compañías como Amazon, Facebook o Pinterest suenan todos los días, no solamente por el valor de su producto o servicio, sino por el lugar que le han dado al diseño de la marca para crear ventajas competitivas. Inclusive los gobiernos se han subido a esta tendencia. <br />
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<p>Pero, ¿Por qué las personas se han vuelto tan sensibles al diseño? Tal vez el liderazgo de mercado de Apple haya cambiado la percepción sobre la importancia del diseño, y a precios accesibles; tal vez Internet haya enseñado que las interfases bien diseñadas son las que el usuario prefiere; tal vez es una combinación de todos estos factores. Lo cierto es que la vara se ha elevado y los negocios que entiendan el rol, cada vez más preponderante del diseño, serán los más exitosos.</p>
<p>El diseño hoy cambia la opinión del usuario respecto de la marca, de la compañía o del local, para bien o para mal. Intuitivamente el usuario entiende cuando una página está mal diseñada y asocia esa frustración o esa decepción con la marca.</p>
<p>Las organizaciones que hacen hincapié en el diseño piensan en estas cuestiones. El diseño guía la innovación y ayuda a mejorar los productos, servicios o el marketing asociado a ello. Un buen diseño es la diferenciación que atrae mejores ganancias y impulsa la lealtad del cliente. <br />
El First Direct, un banco de Inglaterra, ha diseñado su sitio de una manera tan exquisita que sus usuarios se han olvidado, ya, el dolor de cabezas que muchas veces puede representar el home banking. Como consecuencia los clientes entienden que la marca tiene al consumidor en su centro, y lo cuida, lo mima, con un diseño progresista e innovador.</p>
<p>Como supo decir Michael Eisner, ex CEO de Disney, “Una marca es una entidad viva. Y se modifica en el tiempo, se enriquece o se deteriora a través de miles de pequeños gestos”. Esto sigue siendo cierto pero hoy en día sucede mucho más rápido y las experiencias son compartidas instantemente entre millones.</p>
<p>En esta nueva era del diseño los ejecutivos deben entender que transformar un producto en algo memorable podría hacer toda la diferencia. La idea no es que el diseño se adapte a una estrategia de marketing sino que guie la innovación y cree ventajas competitivas, aumente la satisfacción de los empleados y los clientes y, finalmente, que aumente las ganancias. <br />
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