En el año 2015 Jeff Bezos, quien construyó la empresa número uno en el mundo en facturación, envió una carta a sus accionistas donde les mencionaba los dos tipos de decisiones que normalmente enfrentan emprendedores y ejecutivos. Las clasificaba como de tipo 1 o de tipo 2.
Las decisiones de tipo 1, decía, son aquellas que no tienen retorno, esas que implican atravesar una puerta y no poder volver atrás.
En el caso de Amazon el negocio de los servicios web eran una apuesta muy arriesgada que hoy tiene un valor superior a los US$ 190.000 millones.
“Esas decisiones deben tomarse metódicamente, cuidadosamente, lentamente y con gran deliberación y muchas consultas”, escribía Bezos.
Las decisiones de tipo 2 representan una decisión reversible que toma un individuo o un grupo. Por ejemplo, probar un nuevo producto con un grupo de clientes o el diseño de una nueva sección en la tienda de Amazon.
Y a continuación les explicaba lo que a su criterio implicaba tomar las mejores decisiones. Idealmente, decía, pasen 10% de la semana ocupados en decisiones de tipo 1. Son agotadoras, llevan tiempo, pero exigen mucha atención. No tomar nunca ese tipo de decisiones cuando estén cansados, con hambre o indignados o porque se cansaron de tanto proceso.
Las decisiones de tipo 2, en cambio, se pueden tomar más rápidamente, delegándolas a una tercera persona.
Se puede, también, triangular una gran decisión consultando a otros expertos que tengan una perspectiva diferente.