Pronto, cuando veamos publicada una noticia, muy probablemente será porque la ha compartido algún amigo y no porque la haya publicado algún medio o empresa que estamos siguiendo.
El reportero Michael Coren resumió la decisión del fundador Mark Zuckerberg explicada en su muro de Facebook:
“Creamos Facebook para ayudar a la gente a estar conectada y para acercarnos a la gente que nos importa”, escribió Zuckerberg . “Pero últimamente hemos recibido noticias de nuestra comunidad que nos dicen que el contenido público – publicaciones de empresas, marcas y medios – está desplazando los momentos personales que nos llevan a conectarnos entre sí.”
Eso significa un cambio fenomenal en el algoritmo de Facebook, que ha sido creado para priorizar la atención de los usuarios por sobre todas las cosas. Eso fue lo que ayudó a disparar los ingresos de la compañía hasta alcanzar récords insospechados y llegar a US$ 34.000 millones el año pasado, pero la estrategia le generó fuertes críticas por favorecer contenidos incendiarios y engañosos. Esas críticas se agudizaron después de las elecciones de 2016 en las que Facebook resultó crucial para el éxito de la campaña de Donald Trump que lo colocó en la Casa Blanca.
Facebook, como muchas otras cosas en estos días, está en una especie de crisis. De Zuckerberg se ha dicho que “explota la psicología humana”, porque esa sensación de ir mirando la sucesión de noticias, sin interés, pero incapaces de detenernos, es algo que todos hemos experimentado.
Con este giro el uso y posiblemente los ingresos de la red social van a caer. Wall Street, con su inveterada impiedad, ya hizo caer sus acciones 5%.
Parecería, dice Paul Smalera en Quartz, que por primera vez Facebook parpadeó. Luego de años de optimización permanente, de perfeccionar el producto para drogar digitalmente a los usuarios cada vez más y lograr mantenerlos cada vez más tiempo en la red, finalmente ha entendido que si bien puede desbaratar incontables negocios y productos, no hay triunfo comercial al alterar el funcionamiento de la mente humana. ¿O sí?
Sí, dice Smalera. Es posible que Zuckerberg se haya dado cuenta de que su plataforma no es lo suficientemente poderosa para convertir a los seres humanos en autómatas. Pero su decisión seguramente estuvo muy bien estudiada. Los gerentes de producto advirtieron que los usuarios que abandonan las redes sociales no vuelven, y que una reducción en la dosis de droga puede lograr que se queden un rato más, buscando esa euforia que les da el “scrolling”. Y si no, hay que preguntar a cualquier traficante de drogas si no es mejor reducir la entrega del producto a que los usuarios se expongan a una sobredosis que puede llevarlos a la muerte.
En el caso de Facebook, “muerto” significaría un usuario que sale de la página y se libera de la red social. Ese no es, claramente, el mundo donde Zuckerberg quiere vivir.