Un indicador geográfico (GI) es una forma de designar propiedad intelectual
según la legislación de la Organización Mundial del Comercio
sobre aspectos comerciales de los Derechos de Propiedad Internacional (TRIP),
un acuerdo firmado en 1994.
Nombres de lugares, como Cheddar o Champagne, Feta o Parma, y la protección
de las marcas que significan, conforman el núcleo de este problema. El
acuerdo TRIP define indicador geográfico como “indicaciones que identifican
a un producto como originario del territorio de un Miembro, o una región
o localidad en ese territorio, donde una determinada calidad, reputación
u otras características del producto es esencialmente atribuible a su origen
geográfico”.
Parmesano, Borgoña, Chablis, Bologna y Feta son algunos de esos nombres
que, según el deseo de algunos países de la UE deberían
dejar de usarse para calificar productos que no se originan en esas regiones.
Desde este punto de vista, esos nombres significan marcas específicas
pertenecientes a regiones definidas en sus países.
Pero Bologna, en Estados Unidos, es una descripción genérica de
carne (Oscar Mayer bologna); en Europa, ese GI alude a un tipo de queso fabricado
justamente en la región de Bologna.
La vieja disputa sobre estas designaciones se orienta principalmente hacia
Estados Unidos, porque agricultores y productores en Europa sienten que en realidad
les han robado sus marcas y sus indicadores geográficos. Según
el actual acuerdo TRIP, existe una protección limitada para los GI. Los
europeos esperaban que la ronda Dohá les acordara más protección,
pero la ronda terminó inconclusa y el tema ni se tocó.
John Dudas, subdirector de la oficina de marcas y patentes de Estados Unidos,
testificó ante la comisión de agricultura de la Casa de Representantes
diciendo que el marco protector que propone la UE privaría a los consumidores
estadounidenses de actuales beneficios relacionados con los TRIP al extender
la protección a productos regionales y pretender fijar una lista corta
de esos famosos nombres europeos que ya son marcas genéricas en otros
países. Según la ley de marcas estadounidense, productos como
queso “Stilton” y “Roquefort” ya están protegidos.
Para la UE, sin indicador geográfico, la mayoría de los productos
europeos sufriría una tremenda devaluación, porque es el alto
nivel del producto sumado a la originalidad regional lo que da ventaja a los
productos europeos. La Comisión Europea desearía establecer un
registro multilateral para indicaciones geográficas.
Además, quiere la extensión de la protección adicional
a los GI para que no sólo los vinos y licores sino también productos
como queso, arroz y té puedan gozar de los beneficios de no ser copiados
por productores de otros países. En tercer lugar, desearían asegurar
acceso a mercados para productos GI de la Unión Europea solicitando a
los miembros de la OMC que otorguen protección a un grupo de GI, eliminando
marcas comerciales anteriores que hubieran sido usadas anteriormente para que
los productos GI puedan entrar a sus mercados.
Estados Unidos también tiene GI (naranjas Florida, papas IDAHO) pero
está en desventaja histórica por no tener productos de lugares
con larga tradición como los europeos.
“Si la UE triunfa”, dijo Dudas ante la Comisión de Agricultura,
“el uso de términos genéricos, que podría incluir
Feta y Gorgonzola para queso, Oporto y Jerez para vinos, hoy considerados términos
genéricos en muchos países miembros de la OMC, serían prohibidos
en Estados Unidos y en todos nuestros mercados de exportación”.
Lo más probable es que en el futuro haya más acuerdos bilaterales
sobre los GI en lugar de amplios acuerdos de bloques logrados en el seno de
la ONC. “Hay demasiados intereses en juego sobre una cantidad de aspectos
para lograr acuerdos en reuniones anuales de cinco días”, dice Alexander
Somek, profesor europeo visitante en la Facultad de Derecho de Iowa.
Un indicador geográfico (GI) es una forma de designar propiedad intelectual
según la legislación de la Organización Mundial del Comercio
sobre aspectos comerciales de los Derechos de Propiedad Internacional (TRIP),
un acuerdo firmado en 1994.
Nombres de lugares, como Cheddar o Champagne, Feta o Parma, y la protección
de las marcas que significan, conforman el núcleo de este problema. El
acuerdo TRIP define indicador geográfico como “indicaciones que identifican
a un producto como originario del territorio de un Miembro, o una región
o localidad en ese territorio, donde una determinada calidad, reputación
u otras características del producto es esencialmente atribuible a su origen
geográfico”.
Parmesano, Borgoña, Chablis, Bologna y Feta son algunos de esos nombres
que, según el deseo de algunos países de la UE deberían
dejar de usarse para calificar productos que no se originan en esas regiones.
Desde este punto de vista, esos nombres significan marcas específicas
pertenecientes a regiones definidas en sus países.
Pero Bologna, en Estados Unidos, es una descripción genérica de
carne (Oscar Mayer bologna); en Europa, ese GI alude a un tipo de queso fabricado
justamente en la región de Bologna.
La vieja disputa sobre estas designaciones se orienta principalmente hacia
Estados Unidos, porque agricultores y productores en Europa sienten que en realidad
les han robado sus marcas y sus indicadores geográficos. Según
el actual acuerdo TRIP, existe una protección limitada para los GI. Los
europeos esperaban que la ronda Dohá les acordara más protección,
pero la ronda terminó inconclusa y el tema ni se tocó.
John Dudas, subdirector de la oficina de marcas y patentes de Estados Unidos,
testificó ante la comisión de agricultura de la Casa de Representantes
diciendo que el marco protector que propone la UE privaría a los consumidores
estadounidenses de actuales beneficios relacionados con los TRIP al extender
la protección a productos regionales y pretender fijar una lista corta
de esos famosos nombres europeos que ya son marcas genéricas en otros
países. Según la ley de marcas estadounidense, productos como
queso “Stilton” y “Roquefort” ya están protegidos.
Para la UE, sin indicador geográfico, la mayoría de los productos
europeos sufriría una tremenda devaluación, porque es el alto
nivel del producto sumado a la originalidad regional lo que da ventaja a los
productos europeos. La Comisión Europea desearía establecer un
registro multilateral para indicaciones geográficas.
Además, quiere la extensión de la protección adicional
a los GI para que no sólo los vinos y licores sino también productos
como queso, arroz y té puedan gozar de los beneficios de no ser copiados
por productores de otros países. En tercer lugar, desearían asegurar
acceso a mercados para productos GI de la Unión Europea solicitando a
los miembros de la OMC que otorguen protección a un grupo de GI, eliminando
marcas comerciales anteriores que hubieran sido usadas anteriormente para que
los productos GI puedan entrar a sus mercados.
Estados Unidos también tiene GI (naranjas Florida, papas IDAHO) pero
está en desventaja histórica por no tener productos de lugares
con larga tradición como los europeos.
“Si la UE triunfa”, dijo Dudas ante la Comisión de Agricultura,
“el uso de términos genéricos, que podría incluir
Feta y Gorgonzola para queso, Oporto y Jerez para vinos, hoy considerados términos
genéricos en muchos países miembros de la OMC, serían prohibidos
en Estados Unidos y en todos nuestros mercados de exportación”.
Lo más probable es que en el futuro haya más acuerdos bilaterales
sobre los GI en lugar de amplios acuerdos de bloques logrados en el seno de
la ONC. “Hay demasiados intereses en juego sobre una cantidad de aspectos
para lograr acuerdos en reuniones anuales de cinco días”, dice Alexander
Somek, profesor europeo visitante en la Facultad de Derecho de Iowa.