La noticia que circulara hace algunos días sobre los ya famosos Google glasses ha generado pánico entre la gente, que ve otro asalto más a su privacidad. Google glass es una especie de tele´fono inteligente que uno se lleva puesto. Si bien los anteojos son bastante discretos para quien los usa y no van a salir hasta dentro de varios meses, mucha gente está comenzando a preocuparse por si Google va a poder averiguar dónde están, qué están mirando, qué fotos sacan, qué graban además de toda la información que normalmente recoge , rastrea o comparte y que obtiene del correo, de los sitios y de los teléfonos.
Pero no sólo a los usuarios debería preocupar la novedad: también a los que estén cerca de quien los usa. Es difícil saber si un usuario de Google glass está sacando una foto o grabando un video. Un bar en Seattle ya los prohibió (aunque todavía no han salido al mercado).
Google ya está bajo apercibimiento de la Federal Trade Commission (FTC)por violaciones a la privacidad, de manera que es muy probable que la compañía haga muy buena letra para asegurarse de no chocar una vez más con los reguladores. El Congreso también está mirando el tema de cerca. El senador demócrata Al Franken, quien tuvo a maltraer a Google cuando ésta debió comparecer ante la subcomisión que preside sobre privacidad en la tecnología y en la ley, por ahora se abstiene de juzgar. Sin embargo dice: “Hay mucha gente entusiasmada con el Google Glass, pero yo no creo que se entusiasmen con una situación en la que un extraño pueda identificarlos, por su nombre, con sólo mirarlos en la calle”.
Lo cierto es que Google se ha comprometido ante la FTC a hacer del reconocimiento facial una característica optativa en su red social Google+. Hasta ahora, esa característica no forma parte de Google Glass.
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