El techie autor de esas palabras fue Dan Lyons, quien dijo al New York Times que en muchas empresas de software al primer despido lo han llegado a llamar la “graduación”.
Un ejemplo ocurrido en HubSpot, una empresa de software ubicada en Cambridge Massachusetts . Un día, alguien que llevaba poco tiempo trabajando allí recibió, junto con el resto d el personal un entusiasta email de la jefa de 26 años que decía: “Querido equipo, esto es para comunicarles que X se ha graduado y todos estamos ansiosos de ver cómo va a usar sus superpoderes en su próxima gran aventura”. La empleada echada, una mujer de 35 años con dos hijos, acababa de ser notificada que tenía dos semanas para irse. Luego, al llegar el último día, la gerente organizó una fiesta de despedida en la que todos brindaron y la felicitaron. Un novato en el ambiente no lo puede creer, pero la gente que trabaja en eso desde hace ya varios años lo toma como algo normal. Porque escuchan todo el día que son “artistas” con capacidad para inspirar a otros y también para cambiar el mundo. De modo que allá van, al mundo, a cambiarlo…. pero en otra parte.
Muchas compañías tecnológicas se enorgullecen de este tipo de cultura. En la década de los 80 y 90, en cambio, los ejecutivos de tecnología estaban obsesionados con el tema de conseguir y retener talento. Lloraban cuando se les iba alguien. Pero eso ya no más.
Hoy en el mundo tecnológico tratar a los trabajadores como si fueran cosas que se usan y se tiran es una parte central de la nueva relación entre empleadores y empleados. Y los techies proclaman eso como una innovación tan importante como los chips y el software.
El modelo se originó en Silicon Valley pero se está difundiendo rápidamente Las compañías de la vieja guardia ven a Silicon Valley como modelo de iluminismo y de pensamiento de avanzada, aunque esta “nueva” manera de trabajar es, en realidad, el juego más antiguo del mundo: la explotación del trabajo por el capital.
HubSpot fue fundada en 2006 en Cambridge, Mass., y salió a la Bolsa en 2014. Es una de esas hábiles start-ups de rápido crecimiento que tanto salen en las noticias en estos días, con sillones cómodos y vacaciones ilimitadas, una utopía empresarial donde no hay necesidad de equilibrio entre la vida privada y el trabajo porque el trabajo es la vida y la vida es el trabajo.
