La industria del jingle era lucrativa para mucha gente: productores, músicos,
redactores exclusivos, cantantes, estudios de grabación y casas de música.
En total, un negocio de unos US$ 150 millones anuales en Estados Unidos. El año
pasado, según cálculos de la Association of Music Producers, sufrió
una reducción de 25% con respecto a 2001, año que ya experimentaba
una franca reducción.
Lo que ocurre es que el jingle, o canción comercial, viene perdiendo popularidad
desde hace diez años. En la actualidad ya no están de moda. Hoy
los anunciantes, ávidos por atraer a la generación MTV, prefieren
comprar la licencia de un "hit" para identificarlo con sus productos.
Hace sólo cinco años era muy difícil pensar en obtener licencias
para usar una canción. Pero con lo que cuesta promocionar eventos musicales
o lanzamientos de discos, las licencias de canciones para uso comercial se ha
convertido en una buena manera de mostrar al público un nuevo disco.
Paralelamente, los anunciantes se ahorran así el costo completo de un proceso
de elaboración de una canción exclusivamente pensada para ser asociada
con la marca.
La industria del jingle era lucrativa para mucha gente: productores, músicos,
redactores exclusivos, cantantes, estudios de grabación y casas de música.
En total, un negocio de unos US$ 150 millones anuales en Estados Unidos. El año
pasado, según cálculos de la Association of Music Producers, sufrió
una reducción de 25% con respecto a 2001, año que ya experimentaba
una franca reducción.
Lo que ocurre es que el jingle, o canción comercial, viene perdiendo popularidad
desde hace diez años. En la actualidad ya no están de moda. Hoy
los anunciantes, ávidos por atraer a la generación MTV, prefieren
comprar la licencia de un "hit" para identificarlo con sus productos.
Hace sólo cinco años era muy difícil pensar en obtener licencias
para usar una canción. Pero con lo que cuesta promocionar eventos musicales
o lanzamientos de discos, las licencias de canciones para uso comercial se ha
convertido en una buena manera de mostrar al público un nuevo disco.
Paralelamente, los anunciantes se ahorran así el costo completo de un proceso
de elaboración de una canción exclusivamente pensada para ser asociada
con la marca.