Se facturaron $ 403 mil millones en ventas y más de 146 millones de productos entregados. Estas cifras exponen la relevancia alcanzada.
Por Gustavo Sambucetti (*)
La pandemia del Covid-19 llevó al límite la capacidad de respuesta de los gobiernos, las naciones y las empresas a escala global.
El comercio electrónico no fue la excepción, más aún, se transformó en una actividad esencial que posibilita a las personas seguir accediendo a productos, a pesar de la coyuntura.
En nuestro país, la medida del aislamiento social preventivo y obligatorio en sus distintas fases aceleró aún más el crecimiento de la actividad que trepó a niveles esperados para dentro de dos o tres años, todo en tan sólo un par de meses.
En abril, por ejemplo, el crecimiento en los rubros relacionados con bienes esenciales y compras cotidianas superó al de los 12 meses previos acumulados.
Los resultados de la reciente edición del HotSale (27, 28 y 29 de julio), del que participaron 710 empresas (20% más que el 2019), se vendieron 6,5 millones de productos (79% más que el año anterior), por un total de $19.360 millones, confirman esta tendencia.
Capacidades tecnológicas
Durante estos meses, el comercio electrónico no sólo permitió a los compradores acceder a bienes y servicios de una manera segura, sino que también fue un motor de reactivación de la economía, con impacto directo sobre las empresas que venden online y todo su ecosistema de proveedores.
Respecto de la oferta, observamos que las empresas hicieron grandes esfuerzos para desarrollar sus capacidades tecnológicas y operativas.
Las que ya venían trabajando en sus estrategias de venta online fueron quienes lograron capitalizar rápidamente la oportunidad. Sin embargo, también registramos muchas empresas de distintos rubros y tamaños que mostraron una gran capacidad y velocidad de adaptación al nuevo escenario.
Desde la demanda, la incorporación del hábito de compra online por parte de nuevos usuarios y el incremento en la frecuencia de compra de los actuales nos permiten afirmar que la tendencia va a continuar una vez que volvamos a una “nueva normalidad”.
Es importante destacar que los usuarios aceleraron el proceso de incorporación de tecnología en distintos aspectos de su vida, lo cual seguramente se combinará y potenciará con experiencias físicas una vez que la situación sanitaria lo permita.
La tecnología y los servicios de apoyo al comercio electrónico han evolucionado generando alternativas accesibles para todo tipo de empresas.
El desafío radica ahora en la capacidad y la velocidad que tengan las empresas para reconvertir sus estrategias de negocio, sus procesos operativos y su capital humano a esta nueva realidad.
(*) Director Institucional de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE)
(Publicado originalmente en la edición impresa de Mercado dedicada al 51 aniversario de la publicación)