<p style="text-align: justify; ">La barrera para subir contenido a internet es nula: cualquiera puede hacerlo. La inmensa cantidad de contenido a la que una persona es expuesta por día dificulta diferenciar su calidad. De hecho, a las personas se les complica entender qué información es real, importante, y qué es menos relevante.</p>
<p style="text-align: justify; ">La capacidad de las compañías de diferentes industrias – entretenimiento, finanzas, tecnología- para adaptarse a los nuevos fenómenos sociales atravesados por la tecnología es enorme. Por primera vez los ejecutivos pueden acceder a sus audiencias uno a uno, sin intermediarios. Por lo tanto la sobreinformación es una característica de estos tiempos.</p>
<p style="text-align: justify; ">Esto no es necesariamente malo. Que cualquier persona pueda subir contenido ha Internet ha cambiado las reglas de juego para mejor. Angry birds, un juego para pantallas touch, fue lanzado por Rovio Entertainment en 2009 y se convirtió, rápidamente, en la aplicación más popular del App Store de apple. Hoy cuenta con juegos adaptados a 15 plataformas y sus creadores se convirtieron en empresarios ricos de la noche a la mañana. Esto marca un cambio con respecto al viejo paradigma de los videojuegos: los grandes del sector, como Electronic Arts, tenían un espacio privilegiado en las tiendas. Pero en Internet, si el producto es bueno, cualquiera puede tener un espacio privilegiado.</p>
<p style="text-align: justify; ">Hay ejemplos en otras categorías. Amanda Hocking es una escritora que alcanzó el exito publicando sus libros -novelas románticas escritas en su tiempo libre- a través de Amazon Kindle. Terminó vendiendo más de un millón de copias, lo que le significó US$ 2 millones de ganancias. Aunque eventualmente terminó firmando un contrato con una editorial en papel, Saint Martin’s Press, alcanzó la fama a través de internet. Su caso no es la excepción, sino la regla: más y más personas han seguido sus pasos en el mundo de la autopublicación.</p>
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Sitios como Kickstarter van más allá. Es un proyecto de crowdsourcing, es decir de participación abierta, que ha dado a luz a proyectos como Pebble E-paper Watch. El dispositivo, que tiene la apriencia de un reloj de muñeca, se conecta a un teléfono y puede transferir llamadas y mensajes de texto. Sus creadores, cansados de que nadie quisiese financiar su proyecto, pidieron ayuda al sitio que los ayudó a recaudar US$ 100.000 para comenzar la producción. Vendieron 85.000 en su primer año y los inversionistas se repartieron ganancias por US$ 10 millones.</p>
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En el pasado comenzar con un negocio -cualquiera sea- era tedioso y se necesitaba de mucho de dinero. Hoy las cosas han cambiado.</p>
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Por supuesto que existen segmentos a los que Internet ha golpeado más que a otros. El periodismo es uno de ellos. Las fuentes de información se han multiplicado exponencialmente en los últimos 10 años pero la confianza en ellas ha disminuido muchisimo. Sitios como The Huffington Post pueden producir buen periodismo pero también mucha basura. Las barreras éticas del periodismo se han ablandado al punto tal de que cualquiera puede encontrar información alineada a su propia visión del mundo. Pero, ¿dónde está el valor de eso? La cantidad de información se ha vuelto tan grande que el trabajo del lector para distinguir la paja del trigo, lo bueno de lo malo, lo valioso de lo irrelevante, ha aumentado.</p>
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Recientemente esta premisa se ha convertido en una realidad para otros sectores, como el de la música y la televisión. Cualquiera puede hacer un disco y subirlo a iTunes; hacer un video y subirlo a YouTube. La enorme cantidad de datos dificulta la tarea de encontrar productos de calidad, como lo fue Andry Birds en su momento. <br />
El desafío no es crear buen contenido, sino encontrarlo. El filtro se vuelve importante porque es lo que permitirá separar lo bueno de lo malo y a confiar en la calidad cuando todo se vuelva monótono. <br />
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El desafío de encontrar buen contenido en Internet
La cantidad de información que hoy se encuentra en la web plantea el desafío de cómo encontrar contenido interesante y original.