El aspecto emocional de la marca

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Hoy, calidad y precio no bastan para imponerse en el mercado.  Hay
tanta variedad de productos  que las marcas deben hacer un esfuerzo
adicional para lograr imponerse y conseguir lealtad.

Además de ser bueno, un producto debe ser percibido como bueno por los consumidores. Si no logra eso no consigue lealtad. Conseguir instalar esa percepción es el proceso que se conoce como branding, o sea, instalación de una marca. Cuando hablamos de branding emocional estamos pensando en utilizar elementos que se relacionan con las emociones de la gente.

Se trata de destacar, por ejemplo, el desempeño del producto, la calidad de su presentación o envase, fijar el nombre del producto y el aspecto de su logotipo y de relacionar todo eso con la personalidad de la marca.

Específicamente, un proceso emocional busca generar experiencias sensoriales  en la gente. Los consumidores son personas impresionables, que toman decisiones no siempre con un método analítico y racional sino muchas veces impulsadas por sentimientos o emociones. Si no fuera así, sólo compraríamos cosas necesarias. Lo cierto es que la mayoría de las veces compramos cosas que satisfacen nuestros deseos y que nuestros deseos responden a aspiraciones.

Lo que hace falta para diseñar una estrategia emocional

• Conocer profundamente a los consumidores. Esto incluye sus pensamientos y sus expectativas.
• Relacionarse con ellos.
• Lograr que el contacto con la marca sea una experiencia para sus sentidos (tanto su compra como su utilización).
• Recordar siempre que es más fácil mantener un cliente existente que conseguir uno nuevo.
• Construir la personalidad de la marca basada en el mensaje clave que queremos comunicar, en el estilo de vida y las necesidades y expectativas del mercado meta.
• Aplicar una gran dosis de imaginación en todos los procesos de la estrategia emocional.

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