El aporte de una fuerza laboral experimentada a la organización

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La interacción entre colegas promueve un traspaso de habilidades y conocimientos en todos los niveles organizacionales.

“The UN World Population Prospects data” proyectó que para 2050 más de un tercio de la población será mayor a 50 años. Para muchos, el cambio demográfico constituye una crisis y no una oportunidad. Plantean que una población de mayor edad es sinónimo de menor crecimiento y mayor dependencia; que un trabajador de mayor edad es poco productivo, caro, resistente al cambio y se enfrenta a desafíos tecnológicos.

Según la información relevada por Mercer en la Total Remuneration Survey-TRS 2021 en la que participaron 489 empresas de Argentina, los “trabajadores experimentados”, aquellos mayores de 50 años, representan el 5,3% del total relevado y se encuentran trabajando en puestos en un nivel de profesionales (45%), gerenciales (37%) y administrativos (14%) y sólo un 3% en nivel ejecutivo.

En Mercer estamos convencidos que la edad es la próxima frontera en estrategia de recursos humanos”, expresa Clara Estevarena, Latam Wealth Hub Leader de la compañía. Y expone que estas posturas “ignoran la posibilidad de colaboración intergeneracional y las ventajas que traen la diversidad e inclusión en un modelo que incorpore a la edad, capitalizando sobre los talentos de jóvenes y mayores”.

Mercer ha encontrado múltiples casos en los que la productividad de los negocios, equipos o grupos (como sucursales dentro de un banco o fábricas dentro de una empresa) fue mayor cuando los grupos de trabajo eran de mayor edad o estaban compuestos por equipos de edades mixtas.

Mientras que los trabajadores experimentados probablemente contribuyan a su desempeño organizacional a través de su experiencia técnica, perfeccionada a partir de años de práctica en el trabajo, su profundo conocimiento institucional y el capital social específico de la organización., también adhieren valor a la organización a través de sus “soft skills” como la escucha activa, la comunicación, la colaboración y el trabajo en equipo. Estas contribuciones a menudo no son lo suficientemente valoradas: hay organizaciones que sólo efectúan evaluaciones comunes, como las clasificaciones de rendimiento, probabilidad de promoción y pago, es probable que infravaloren las contribuciones de los trabajadores experimentados. Por lo tanto, pierden la oportunidad de promover mejor sus habilidades, conocimientos y experiencias.

A pesar de que lograr una correcta convivencia entre personas de distintas edades no es tarea fácil, es muy necesaria. La interacción entre colegas promueve un traspaso de habilidades y conocimientos en todos los niveles organizacionales. Equipos diversos que no se vean sesgados por género, sexualidad, raza ni edad es el primer paso hacia un futuro más equitativo donde se dejen atrás los prejuicios impulsando una cultura interna superadora que continúen desarrollándose para potenciar la productividad.

Los trabajadores experimentados como segmento de la fuerza laboral constituyen un potencial a la hora de brindar sus conocimientos a generaciones más jóvenes. “Es por ello que estos colaboradores constituyen una pieza clave en los programas de mentoreo, trabajando con empleados de distintas generaciones y potenciando sus capacidades entre sí”, plantea Estevarena.

Modelos tales como “Reverse Mentoring” permiten a los empleados más jóvenes relacionarse con este segmento de la fuerza laboral, con el objetivo de aprender y capacitarse sobre la trayectoria de los trabajadores experimentados. A su vez, este espacio le brinda al segmento de mayor edad la posibilidad de acercarse a nuevas tecnologías y tendencias, con las cuales de otra forma tendría mayores barreras de ingreso.

La interacción proporcionara un espacio de interacción útil para disminuir sesgos, impactar positivamente en la cultura interna de la organización y generar un mejor traslado de información simplificando los planes de sucesión.

En este sentido, remarca Estevarena, “necesitamos utilizar un enfoque de co-creación para garantizar que tanto las personas como las compañías puedan hacer la transición y prosperar hacía una vida más larga. El cambio demográfico y el aumento de la longevidad nunca antes tuvo un impacto tan significativo en el mundo. Productos, servicios, intervenciones, mecanismos de apoyo, empleo y sistemas de seguridad social están listas para la innovación”.

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