Por Gustavo Calicchio y María Victoria Bernárdez, Socios Fundadores de Blueberry Fox.
La pandemia provocó una rápida transformación digital y cambió drásticamente la forma en la que trabajamos. Esto trajo consigo beneficios para colaboradores y empresas, pero también nuevos desafíos.
La cultura, los vínculos y el bienestar están siendo aspectos centrales en la agenda de Recursos Humanos de las empresas, y serán clave para adaptarse y capitalizar oportunidades.
Cuidar el Capital Social
A pesar de la velocidad vertiginosa de la digitalización y el trabajo a distancia, todavía existe esa necesidad primordial que tenemos las personas de crear comunidad, la experiencia humana está en el centro de nuestro bienestar, somos seres sociales por naturaleza.
Las redes formales e informales construidas sobre relaciones de confianza y reciprocidad constituyen el capital social de una organización y es fundamental para a la cohesión, el desarrollo y el bienestar de las personas. Así mismo es lo que permite que el conocimiento fluya, ayudando a sus miembros generar nuevo conocimiento y actuar en forma coordinada, haciendo que su valor como equipo sea mayor que la suma de sus individualidades. Cuidar y potenciar el capital social es uno de los grandes desafíos que enfrentan las organizaciones en la era del trabajo híbrido.
Uno de los aprendizajes que nos dejó la pandemia es que el intercambio puramente virtual no puede reemplazar la experiencia de integrarse físicamente en un equipo de trabajo. Aunque el trabajo a distancia está permitiendo una comunicación relativamente fácil con nuestro equipo cercano, son las conexiones sociales con los colegas lejanos las que resultan un poco más complicadas. (Nota: Un relevamiento de Microsoft 365 muestra que la interacciones dentro los grupos de trabajo aumentaron durante la pandemia, mientras que la colaboración entre grupos o áreas no directamente relacionadas disminuyó en un 25% en el mismo periodo)
En parte, esto se debe a un elemento paradójico de esta nueva forma flexible de trabajar. Cuando las personas trabajan de forma remota, la comunicación debe planificarse, lo que hace más difícil las conexiones casuales. Las relaciones a menudo se construyen en situaciones en las que ni siquiera somos conscientes, un saludo en el ascensor, un café, una charla posterior a una reunión, o un encuentro luego del trabajo.
Las personas generamos confianza pasando tiempo juntas, conociéndonos desde lo profesional, pero principalmente desde lo personal. Las reuniones virtuales no imposibilitan, pero hacen más difícil la generación de relaciones y nuevos vínculos, especialmente aquellos casuales que nos permiten saber algo más de nuestros colegas o conocer nuevas personas.
Esto adquiere mayor relevancia aún para ciertos grupos como por ejemplo la Generación Z (18 a 25 años), muchos de los cuales se incorporaron al mercado de trabajo durante la pandemia. Al comienzo de una carrera, las personas necesitan modelos a seguir y mentores, necesitan oportunidades para observar y absorber, para ver la gestión y el liderazgo en acción, y necesitan especialmente conocer nuevas personas, desarrollar su red y generar vínculos, que serán clave para su carrera profesional y bienestar personal.
Resulta fundamental entonces repensar y fomentar intencionalmente las conexiones sociales, formales e informales, en entornos híbridos para crear y fortalecer relaciones entre colegas, tanto con los cercanos como con aquellos más lejanos. Para hacer esto posible será importante, diseñar y definir aquellos momentos, eventos o actividades que serán utilizados para generar esas conexiones.
La nueva oficina
La mayoría de las empresas definieron o están definiendo cual es la mejor combinación de días de trabajo en la oficina vs home office, sin embargo, tal vez no sea la pregunta correcta. Poder definir colectivamente las actividades o eventos que tiene sentido realizar en forma presencial, y cuáles en forma virtual puede ser una pregunta más relevante para encontrar un adecuado equilibrio entre la flexibilidad personal y el sentido de comunidad.
El ambiente físico de trabajo y la forma en esté pensada la nueva oficina será importante para facilitar (o no) las conexiones, la colaboración y la energía creativa en las oficinas.
Mientras que la oficina en casa puede ser el lugar para la productividad, la oficina será el lugar para la colaboración y la innovación. Muchas empresas ya están rediseñando sus oficinas para asegurarse que estos espacios sean funcionales al aprendizaje, la generación de ideas y la creación de relaciones, dejando los trabajos rutinarios, operativos y que no ameritan la interacción presencial para la casa.
Bienestar e innovación
La creatividad es lo que diferencia a los humanos de las máquinas. Aunque la productividad y la eficiencia son vitales en cualquier organización, sin personas y ambientes propicios para la creación no hay ideas, y sin ideas no hay innovación.
Cuando las personas tienen relaciones significativas con sus colegas, son más felices y saludables, y a su vez más comprometidas y productivas. La posibilidad de socializar en el trabajo afecta la creatividad e incluso nuestra capacidad de aprender.
La posibilidad de pasar tiempo informalmente con compañeros de trabajo contribuye en gran medida a la experiencia laboral y bienestar. Un relevamiento realizado por Workplace Intelligence indica que casi las tres cuartas partes de los empleados (72 %) dicen que es importante poder socializar con sus colegas durante, e inclusive luego de la jornada laboral.
Poner al colaborador en el centro y pensar en su bienestar será clave para reforzar tanto la productividad como la innovación.
Las células o squads de trabajo, grupos con perfiles y experiencias diversas con una misión en común y enfoques ágiles, es una forma que las organizaciones están utilizando para generar nuevas conexiones y canalizar oportunidades de innovación.
Por otro lado, resulta fundamental un cambio de mentalidad en los líderes, donde más que planificadores, directores y controladores, pasen a ser visionarios, arquitectos y facilitadores que empoderan a las personas, dotándolos de herramientas necesarias para que puedan ser protagonistas, colaborar, y lograr resultados excepcionales.
Descubrir cómo funcionan mejor las redes sociales híbridas, generar comunidades y sentido de pertenencia, junto con otras formas de ayudar a las personas a establecer relaciones y conexiones de calidad, es uno de los grandes desafíos de las organizaciones para comenzar a ensamblar los componentes básicos de una cultura que cuide su esencia pero que a su vez genere las transformaciones necesarias para adaptarse y aprovechar un presente lleno de cambios y oportunidades.