Para muchos tener una vida social activa es igual a gastar mucho dinero, lo cual al principio puede parecer así; sin embargo, es posible ahorrar y a la vez no perderte de ninguna actividad divertida. El secreto está en la creatividad que le ponga y la perseverancia.
Evaluar cuánto puedes gastar
Ahora toca aplicar la perseverancia. No se trata de decirle “no” a todo, sino de escoger sabiamente cuándo decir que sí. Para saber esto es necesario que veamos en qué esta,mos gastando más y cuánto necesitamos ahorrar. Si nunca tuvimos un plan de ahorro, es hora de empezar y con cantidades pequeñas. Para las veces en que digamos “sí” a los gastos, evitar financiar una compra en varias cuotas ya que esto solo creará más intereses, entre otro de los trucos para no excederse. Otro secreto es llevar un saldo aparte para gastos de ocio y que tengamos que vernos forzados a decidir qué vale más la pena.
Pensar en actividades nuevas
Aquí es donde toca poner en marcha la creatividad. En lugar de no salir con nadie para no gastar dinero, hay que buscar ideas de actividades que puedan salir gratis, como visitar museos de entrada gratuita, un picnic en el parque, cocinar juntos en una casa, hacer deporte por solo citar algunos ejemplos. Muchas veces las salidas más costosas son fácilmente intercámbiales por otras mucho menos costosas. El secreto es recordar que no se trata de no tener tiempo de ocio sino de aprovechar al máximo el gasto en ese tiempo.
Compartir el propósito con algún amigo
No hay que hacerlo con todo el grupo pero si podemos decírselo a otro amigo, esto nos ayudará a llegar a la meta. Explicar que necesitamos ahorrar y cuáles son las medidas que estamos aplicando para lograrlo va a evitar que nos inviten a salidas fuera de presupuesto o que se programen planes que exceden lo que podemos gastar. Además, el apoyo moral es muy importante para mantener la perseverancia.
Recortar gastos en otras cosas
Si al final vemos que no podemos faltar a las idas al cine o a las cenas, siempre está la opción de ahorrar en otros aspectos de la vida. Por ejemplo con los taxis o colectivos y utilizar la bicicleta o caminar. Cambiar los productos de marca por unos más baratos, convertirse en prosumidor en lugar de ser un consumidor pasivo o dejar algún hobby. Todo ese dinero ahorrado puede ir derecho a la vida social sin que cambie demasiado el presupuesto.