.Como en tantos otros casos, no se trata siempre de cantidad sino de calidad. La mayoría de los negocios se dedica a convertir en clientes a todos los que considera candidatos posibles. No es que eso esté mal, pero a veces es una pérdida de tiempo. Primero tiene que tratar de determinar quién va a ser rentable y quién no. Una empresa honesta y con visión tiene que atraer clientes pero también repeler a algunos otros. Hay clientes que no son beneficiosos porque no son compatibles con la filosofía de la empresa o simplemente no encajan con el perfil del producto. Si una empresa hace productos para jóvenes y orienta su publicidad hacia ese público no vale la pena hacer el esfuerzo de atraer a los de más de 60, ¿verdad? No todos los clientes son convenientes.
Usar un “tono de voz” fuerte y claro
Estamos hablando del estilo, de la forma de comunicarse con el mundo. La comunicación refleja a la empresa, su postura ante la vida y, lo más importante, todos los canales deben reflejar esa misma postura. Si no hay coherencia entre los canales, todos los mensajes pierden fuerza. Las redes sociales son el lugar ideal para segmentar consumidores y afinar la puntería para llegar al público que buscamos. Hoy hay mucha gente dedicada a eso: desde diseñadores gráficos hasta gestores de redes sociales. Aquí sí vale la pena invertir, para tener una voz propia en todas las comunicaciones. Eso lo debe manejar un profesional.
Decir la verdad
La transparencia, ese valor que tanto se reclama hoy en día, equivale a credibilidad. Y la credibilidad consigue clientes leales a la marca porque la marca les demuestra todos los días que no miente. Y decir la verdad implica, a veces, confesar errores y hasta pedir disculpas. Una empresa que cuenta la verdad no pone reparos ni siquiera en incluir su lista de competidores en su página web, facilitando a sus clientes la tarea de comparar calidades y precios.
No decir que sí a todos
No es una mala idea decir explícitamente a qué tipo de clientes están orientados slots productos o servicios de una empresa y a quiénes no. Es evidente que nadie puede hacer todo bien para todo el mundo. Siempre hay grupos que se excluyen. Otra vez la transparencia y la honestidad. “Nosotros hacemos esto para este grupo. A este otro grupo no le convenimos”. Punto. Todo claro como el agua desde el principio. Nadie pierde tiempo.