En ese mundo -como todos los mundos Apple, hiperbólico, impecablemente armado, prístino, perfecto aún en lo dramático- las mujeres no solamente escriben la historia, desafiando a padres, editores y al status quo social (Diskinson), si no que la reescriben: empujan con sólo sus brazos cápsulas espaciales a la deriva en el espacio, son las mejores y más valientes piloto-astronautas, rescatan a compañeros en la superficie de la luna, sobreviven la radiación de una tormenta solar, dirigen la NASA, desafían a los más altos jefes militares, evitan guerras nucleares y logran un acuerdo de paz entre Reagan y Andropov (For All Mankind).
También, con sólo 10 años, resuelven misterios y crímenes, logrando en el camino que pequeños pueblos elijan su primera mujer Sheriff bajo el lema “The Future is Female” (Home Before Dark); fomentan la creatividad de las jóvenes de todo el mundo en una vida sencilla, humilde y familiar, mientras ganan una catarata de premios Grammy con canciones escritas y grabadas en el living de una casa de clase media y una Mac (Billie Eilish: The World is a Little Blurry).
Enfrentan las convenciones de clase mientras se animan a poner sobre la mesa temas tabúes de salud mental (The Me You Can’t See) y son dueñas de clubes de fútbol con dotes de liderazgo impresionantes, además de mostrar que una aristócrata arrogante no es más que una noble y bondadosa persona, buscando hacer de este un mundo mejor (Ted Lasso).
Lo que Apple hace, como todas las marcas que entienden su público y sobre todo su tiempo, es presentar mujeres en acción, sea contando historias reales, o simplemente reescribiendo la historia. Para el caso, las mujeres de la NASA pasaron décadas bajo el mote “computadoras” y Emily Dickinson terminó su vida con serios problemas de salud, sus poemas escondidos en un baúl, en un cuarto del que raramente salía.
Pero las producciones de Apple (principalmente series y documentales), desafían
esos convencionalismos y reperfilan el arquetipo de su consumidora, no desde la óptica fácil del “eres”, sino de la más compleja -y dolorosa- del “podría / debería haber sido”.
Frente al público en general, esta es una acción de creación de contenidos y una reivindicación, pero para el mundo de los negocios, es una impecable lección de branding & product management. Sin decirlo, Apple TV+ emite un mensaje y entretiene audiencias, pero aporta además al equity marcario, con un mensaje que ancla perfectamente en sus valores intrínsecos de diversidad e inclusión.
Claro, son sólo mensajes. Falta ahora que Apple promueva más mujeres en su C-Suite (5 de 18) y equilibre su Directorio (3 de 8) para que el mensaje empiece a salir de la fantasía de la cual es experta en crear y se convierta en realidad. Es que en el Siglo XXI, además de parecerlo, también hay que serlo.
(*) Es asesor en negocios, marketing y tecnología.