En los años ´80 la gente entraba al mundo de la empresa con optimismo y muchas aspiraciones. Hoy hay una serie de circunstancias que crean inseguridad, temor y desesperanza, no solamente antes de conseguir el primer trabajo, sino al buscar trabajo por segunda, tercera o cuarta vez.
Como la seguridad y el miedo nunca llevan a buen puerto, Jeffrey G. Allen escribió The Career Trap (Amacom Books) para alentar a los que buscan trabajo –sea por primera vez o no–, para transmitirles su experiencia en forma de consejos prácticos que no aparecen en los programas de estudios de ninguna carrera universitaria o de otro tipo.
Los primeros capítulos los dedica a pedirles que no comiencen por limitar el campo de sus posibilidades. Eso, dice Allen, es algo que hace la mayoría de las personas sin darse cuenta.
La gente cree que el trabajo debe guardar relación con la preparación que figura en su curriculum, y eso no siempre es así.
La experiencia no se define por la acumulación de trabajos similares, sino por el conocimiento, habilidades y experiencias que se adquieren a lo largo de los años.
Lo importante es definir qué es lo que uno tiene para ofrecer. Para eso, más que pensar en el título propio, es mejor pensar en las habilidades y capacidades que se fueron desarrollando durante la carrera o en actividades anteriores.
Lo que una persona tiene para ofrecer, y mucho más si ha tenido otros trabajos anteriores, no es tanto la habilidad para realizar actividades sino la experiencia que adquirió al realizarlas.
Es importante entonces hacer una lista de tres columnas. En la primera, deberá colocarse la habilidad para hacer alguna cosa en particular; en la segunda, la experiencia adquirida al realizar la tarea derivada de esa habilidad; y la tercera, un empleo posible en el que podría utilizarse la habilidad y la experiencia.
Con respecto a los empleos disponibles, Allen dice que los mejores nunca están a la vista. No aparecen en los avisos generales ni en las publicaciones especializadas.
La forma de conseguirlos es a través de contactos. Para esto es importante el papel que cumplen las asociaciones profesionales y los clubes de egresados.
Otro camino posible es identificar primero las empresas que nos interesan y luego averiguar si necesitan una persona con nuestras características. Es muy importante la etapa de averiguación, insiste Allen. Hay que saber lo más posible de la organización, de sus necesidades, de sus antecedentes y de sus aspiraciones.
Acerca del curriculum escrito, aconseja la utilización de palabras que sugieren eficiencia. Prefiere “coordinar” a “ser responsable de”.
La carta que lo acompaña debería ser enviada, toda vez que sea posible, a la persona encargada de decidir en este tema. Deberá ser concisa, persuasiva y ágil.
El primer párrafo debe presentar al candidato y explicar el motivo de la carta. Luego debe estar el párrafo con los antecedentes y los atributos principales y finalmente el párrafo de acción que pide al lector que lea el curriculum y contacte al candidato.
En cuanto al sueldo, cuanto más tarde aparezca el tema, mejor será. Es conveniente negociar el sueldo sólo después de estar seguro de que el empleador le está ofreciendo el cargo.
Para negociar un buen salario venda su calidad y no menosprecie su valor. No ponga una cifra, averigüe cuál es la cifra que el empleador tiene en mente.
Si la compañía le hace una oferta, sea positivo pero pida tiempo para pensar. Nunca acepte nada en el momento, aún cuando suene maravilloso.
Consulte con personas de su confianza, evalúe sueldo, ganancias futuras, perspectivas de trabajo, traslado y estilo de vida. Una vez que acepte el ofrecimiento, pídalo por escrito. Sólo entonces podrá estar seguro de que el trabajo es suyo.
En los años ´80 la gente entraba al mundo de la empresa con optimismo y muchas aspiraciones. Hoy hay una serie de circunstancias que crean inseguridad, temor y desesperanza, no solamente antes de conseguir el primer trabajo, sino al buscar trabajo por segunda, tercera o cuarta vez.
Como la seguridad y el miedo nunca llevan a buen puerto, Jeffrey G. Allen escribió The Career Trap (Amacom Books) para alentar a los que buscan trabajo –sea por primera vez o no–, para transmitirles su experiencia en forma de consejos prácticos que no aparecen en los programas de estudios de ninguna carrera universitaria o de otro tipo.
Los primeros capítulos los dedica a pedirles que no comiencen por limitar el campo de sus posibilidades. Eso, dice Allen, es algo que hace la mayoría de las personas sin darse cuenta.
La gente cree que el trabajo debe guardar relación con la preparación que figura en su curriculum, y eso no siempre es así.
La experiencia no se define por la acumulación de trabajos similares, sino por el conocimiento, habilidades y experiencias que se adquieren a lo largo de los años.
Lo importante es definir qué es lo que uno tiene para ofrecer. Para eso, más que pensar en el título propio, es mejor pensar en las habilidades y capacidades que se fueron desarrollando durante la carrera o en actividades anteriores.
Lo que una persona tiene para ofrecer, y mucho más si ha tenido otros trabajos anteriores, no es tanto la habilidad para realizar actividades sino la experiencia que adquirió al realizarlas.
Es importante entonces hacer una lista de tres columnas. En la primera, deberá colocarse la habilidad para hacer alguna cosa en particular; en la segunda, la experiencia adquirida al realizar la tarea derivada de esa habilidad; y la tercera, un empleo posible en el que podría utilizarse la habilidad y la experiencia.
Con respecto a los empleos disponibles, Allen dice que los mejores nunca están a la vista. No aparecen en los avisos generales ni en las publicaciones especializadas.
La forma de conseguirlos es a través de contactos. Para esto es importante el papel que cumplen las asociaciones profesionales y los clubes de egresados.
Otro camino posible es identificar primero las empresas que nos interesan y luego averiguar si necesitan una persona con nuestras características. Es muy importante la etapa de averiguación, insiste Allen. Hay que saber lo más posible de la organización, de sus necesidades, de sus antecedentes y de sus aspiraciones.
Acerca del curriculum escrito, aconseja la utilización de palabras que sugieren eficiencia. Prefiere “coordinar” a “ser responsable de”.
La carta que lo acompaña debería ser enviada, toda vez que sea posible, a la persona encargada de decidir en este tema. Deberá ser concisa, persuasiva y ágil.
El primer párrafo debe presentar al candidato y explicar el motivo de la carta. Luego debe estar el párrafo con los antecedentes y los atributos principales y finalmente el párrafo de acción que pide al lector que lea el curriculum y contacte al candidato.
En cuanto al sueldo, cuanto más tarde aparezca el tema, mejor será. Es conveniente negociar el sueldo sólo después de estar seguro de que el empleador le está ofreciendo el cargo.
Para negociar un buen salario venda su calidad y no menosprecie su valor. No ponga una cifra, averigüe cuál es la cifra que el empleador tiene en mente.
Si la compañía le hace una oferta, sea positivo pero pida tiempo para pensar. Nunca acepte nada en el momento, aún cuando suene maravilloso.
Consulte con personas de su confianza, evalúe sueldo, ganancias futuras, perspectivas de trabajo, traslado y estilo de vida. Una vez que acepte el ofrecimiento, pídalo por escrito. Sólo entonces podrá estar seguro de que el trabajo es suyo.