Esta tendencia ya se venía advirtiendo desde hace un mes, cuando avisadores
fuertes, como Coca-Cola, General Motors, PepsiCo y Sears
Roebuck anunciaron que durante estas 24 horas se tomarían un respiro.
En los días subsiguientes, otras empresas fueron sucesivamente adhiriendo
a la idea.
Por lo tanto hoy es un día en que diarios, revistas, televisión
y radio aparecerán prácticamente despojados de avisos y auspicios:
un marcado apagón publicitario.
Para evitarlo, los ejecutivos de cadenas radiales y de televisión negociaron
febrilmente durante los últimos 30 días, pretendían convencer
a los anunciantes de no optar por la invisibilidad. Tuvieron poco éxito
porque es demasiado fuerte el miedo de provocar reacciones negativas en el público
consumidor. Los marketineros son conscientes de los actuales sentimientos encontrados
de mucha gente ante los avisos publicitarios, y por eso, prefieren abstenerse
en un día en que las heridas vuelven a abrirse.
El comentario que Marc Levy hizo al New York Times refleja bastante
adecuadamente el ánimo general: “No creemos que sea apropiado. No
queda bien”.
Los pocos anunciantes que sí avisan son, por lo general, empresas y
organizaciones que han preparado campañas alusivas, con mensajes que
consideran relevantes o relacionados con los ataques y sus consecuencias. Entre
ellos figuran Boeing, la Bolsa de Nueva York, Nextel, la
Iglesia Metodista Unida y el Servicio Postal de Estados Unidos.
Esta tendencia ya se venía advirtiendo desde hace un mes, cuando avisadores
fuertes, como Coca-Cola, General Motors, PepsiCo y Sears
Roebuck anunciaron que durante estas 24 horas se tomarían un respiro.
En los días subsiguientes, otras empresas fueron sucesivamente adhiriendo
a la idea.
Por lo tanto hoy es un día en que diarios, revistas, televisión
y radio aparecerán prácticamente despojados de avisos y auspicios:
un marcado apagón publicitario.
Para evitarlo, los ejecutivos de cadenas radiales y de televisión negociaron
febrilmente durante los últimos 30 días, pretendían convencer
a los anunciantes de no optar por la invisibilidad. Tuvieron poco éxito
porque es demasiado fuerte el miedo de provocar reacciones negativas en el público
consumidor. Los marketineros son conscientes de los actuales sentimientos encontrados
de mucha gente ante los avisos publicitarios, y por eso, prefieren abstenerse
en un día en que las heridas vuelven a abrirse.
El comentario que Marc Levy hizo al New York Times refleja bastante
adecuadamente el ánimo general: “No creemos que sea apropiado. No
queda bien”.
Los pocos anunciantes que sí avisan son, por lo general, empresas y
organizaciones que han preparado campañas alusivas, con mensajes que
consideran relevantes o relacionados con los ataques y sus consecuencias. Entre
ellos figuran Boeing, la Bolsa de Nueva York, Nextel, la
Iglesia Metodista Unida y el Servicio Postal de Estados Unidos.