WikiLeaks y el debate sobre toda información

Un grupo de expertos trató el tema WikiLeaks, no como caso concreto de violación de secretos de Estado, sino como tema de debate: ¿hasta qué punto llega la libertad de información, tanto en el Estado como en las empresas con datos delicados? ¿Todo es compartible? ¿Cómo hay que cuidar la información delicada?

26 enero, 2011

<p>El 8 de diciembre el sitio dijo que el arresto no le impedir&iacute;a publicar nuevas revelaciones y WikiLeaks a continuaci&oacute;n public&oacute; un nuevo paquete de cables sobre la decisi&oacute;n del gobierno brit&aacute;nico de dejar en libertad a dos convictos libios. <br /><br />Para las empresas, el caso WikiLeaks puede, en &uacute;ltima instancia, servir como par&aacute;bola sobre c&oacute;mo cuidar la informaci&oacute;n delicada. Dice Joseph Turow, docente de comunicaci&oacute;n en la universidad de Pennsylvania, cree que los cables del Departamento de Estado dados a conocer por WikiLeaks, sin bien objetables, est&aacute;n mucho mejor pensados que muchas comunicaciones internas. &ldquo;Si yo fuera CEO&rdquo;, dice, &ldquo;no me sentir&iacute;a nada c&oacute;modo. Me preocupar&iacute;a mucho que esto pudiera ocurrir en mi compa&ntilde;&iacute;a&rdquo;. &ldquo;Los cables que hemos le&iacute;do son incre&iacute;blemente suaves comparados con los e-mails que la gente se manda en las empresas&rdquo;.</p><p><strong>Mala publicidad y secretos comerciales<br /></strong><br />Bruce Schneier, autor de libros sobre ciber- seguridad y fundador de <em>BT Counterpane</em>, una empresa de seguridad, opine que WikiLeaks apareci&oacute; por una cantidad excesiva de clasificaci&oacute;n de la informaci&oacute;n y una prensa d&eacute;bil que actu&oacute; como &ldquo;esten&oacute;grafa&rdquo; del gobierno. Cree que el gobierno de Estados Unidos est&aacute; sufriendo ahora lo que la m&uacute;sica y el entretenimiento experimentaron los &uacute;ltimos a&ntilde;os: las redes digitales de distribuci&oacute;n que surgieron como alternativas a los sistemas que los sellos musicales y los productores trataban de controlar. . <br /><br />Aunque WikiLeaks hab&iacute;a estado diseminando informaci&oacute;n durante 18 meses &ndash; mucha sobre las guerras de Irak y Afganist&aacute;n — Werbach cree que los comunicados del Departamento de Estado le inflaron el perfil y generaron una fuerte reacci&oacute;n. Por ejemplo, las empresas de tarjetas de cr&eacute;dito, PayPal y Amazon decidieron cortar las relaciones que ayudaban a financiar WikiLeaks, aparentemente bajo presi&oacute;n de funcionarios del gobierno. &ldquo;Es peligroso que el gobierno le diga a las empresas privadas que determinado contenido debe mantenerse fuera de la red&rdquo;, dice, &ldquo;lo m&aacute;s razonable ser&iacute;a que fueran las empresas las que piensen si WikiLeaks cruz&oacute; la raya o no.&quot;<br /><br />Para la experta en estudios legales y &eacute;tica empresarial Andrea Matwyshyn, la sociedad est&aacute; tratando de encontrar un delicado equilibrio entre control de la informaci&oacute;n y revelaciones que podr&iacute;an ayudar a la naci&oacute;n a &ldquo;planear mejor su propia trayectoria&rdquo;. Los gobiernos y las empresas deber&iacute;an preocuparse menos por Wikileaks y m&aacute;s en la fuente inicial de las revelaciones, dice, porque una vez que la informaci&oacute;n sale al universo de la Internet, retirarla del ciberespacio es imposible.</p><p>Con respecto a la responsabilidad, el canciller australiano Kevin Rudd dice que no es Assange el responsable de la publicaci&oacute;n no autorizada de m&aacute;s de 200.000 documentos diplom&aacute;ticos. &ldquo;Los malos en esta pel&iacute;cula son los que le dieron la informaci&oacute;n, porque son ellos los que traicionaron la confianza. Es a ellos a quienes habr&iacute;a que condenar&rdquo;. <br /><br />Adem&aacute;s de impedir mala publicidad, Matwyshyn se&ntilde;ala la importancia de una tener una estrategia proactiva para proteger los secretos comerciales en un juicio. Seg&uacute;n ella, una compa&ntilde;&iacute;a no sabe si su informaci&oacute;n es un secreto comercial hasta que se ve en situaci&oacute;n de defenderla de un supuesto violador ante el juez. Las sentencias sobre si se ha violado o no un secreto comercial leg&iacute;timo dependen mucho de si la compa&ntilde;&iacute;a puede demostrar que consideraba a la informaci&oacute;n sustra&iacute;da o difundida un elemento de propiedad intelectual lo suficientemente importante como para tomar las medidas necesarias para su protecci&oacute;n.<br />&nbsp;</p>

<p>Julian Assange, el australiano fundador de WikiLeaks, la p&aacute;gina web que gener&oacute; un esc&aacute;ndalo mundial con la divulgaci&oacute;n de documentos clasificados oficiales, sigue en Gran Breta&ntilde;a mientras Suecia pide su extradici&oacute;n para procesarlo por supuesta violaci&oacute;n de persona. Pero m&aacute;s all&aacute; del hecho concreto, la reciente publicaci&oacute;n de cables confidenciales del Departamento de Estado norteamericano fue debatida por un grupo de expertos de la escuela de negocios Wharton y la Universidad de Pennsylvania desde el punto de vista de sus implicancias para las empresas que tienen informaci&oacute;n delicada que proteger. <br /><br />Kevin Werbach, docente de &eacute;tica empresarial y estudios legales en Wharton, cree que &ldquo;WikiLeaks es un fascinante microcosmos de una tendencia m&aacute;s grande: Internet permite una circulaci&oacute;n m&aacute;s libre de la informaci&oacute;n, tanto de la que queremos que est&eacute; al alcance de la gente como de la que no. La tecnolog&iacute;a digital hace que sea mucho m&aacute;s f&aacute;cil que una persona disgustada por alg&uacute;n motive distribuya a los cuatro vientos una masa de informaci&oacute;n delicada en forma casi instant&aacute;nea.</p><p>Si bien las filtraciones premeditadas y otros tipos de revelaciones no autorizadas no son nada nuevo, a su criterio la tecnolog&iacute;a digital hace que sea mucho m&aacute;s f&aacute;cil para un individuo descontento dar a conocer cantidades enormes de informaci&oacute;n en forma casi instant&aacute;nea. <br /><br />Para muchos el caso Wikileaks abri&oacute; un debate fundamental sobre privacidad de la informaci&oacute;n versus acceso p&uacute;blico en la web abierta. El 6 de diciembre, el ensayista John Naughton public&oacute; una columna en el diario ingl&eacute;s <em>The Guardian </em>donde dec&iacute;a que la conclusi&oacute;n m&aacute;s importante que se extrae del caso Wikileaks es que representa la primera confrontaci&oacute;n sostenida entre el orden establecido y la cultura de Internet. Y as&iacute; es, porque mientras Assange est&aacute; detenido, WikiLeaks y otros &ldquo;sitios espejo&rdquo; que aparecieron de pronto para distribuir su material est&aacute;n amenazando con dar a conocer un c&oacute;digo que podr&iacute;a liberar datos no censurados y m&aacute;s delicados de gobiernos y grandes empresas si matan o condenan a Assange.</p><p>&nbsp;</p>

<p>Las empresas sistem&aacute;ticamente cometen el mismo error: no instalan un sistema general de protecci&oacute;n de la informaci&oacute;n y conf&iacute;an con demasiada frecuencia en las soluciones tecnol&oacute;gicas de seguridad. &ldquo;Creen que si tienen un buen departamento de tecnolog&iacute;a est&aacute;n cubiertas. Y eso no es as&iacute; porque los flujos de informaci&oacute;n deben ser vigilados no solo mediante tecnolog&iacute;a, sino en forma total en toda la organizaci&oacute;n.&rdquo;<br />
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Las organizaciones que dependen de mantener secretos deben desarrollar procesos sist&eacute;micos que abarquen la informaci&oacute;n a compartir. Ella dice que hay una dualidad en la forma en que las empresas manejan su informaci&oacute;n. Por un lado, el crecimiento de los medios sociales las invita a abrirse a Internet para conectarse con nuevos clientes y crear una mayor presencia en las comunidades. &quot;Desde el punto de vista del marketing,&quot; dice, &quot;la tecnolog&iacute;a y el salir a Internet es algo positivo. Simult&aacute;neamente, se est&aacute; desarrollando una din&aacute;mica de &ldquo;organismo cibern&eacute;tico&rdquo;. Internamente, las empresas usan tecnolog&iacute;a cada vez m&aacute;s. Cada vez m&aacute;s mecanizadas y menos humanas, conf&iacute;an en la integraci&oacute;n de sistemas computarizados para asegurar la informaci&oacute;n delicada. &ldquo;Y esos sistemas no siempre funcionan a la perfecci&oacute;n&rdquo;. <br />
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Seg&uacute;n Turow, hay tensi&oacute;n entre la necesidad de que los ejecutivos de empresas hagan comunicaciones honesta y abiertamente y el peligro de que lo que se dice francamente en reuniones privadas sea luego revelado. El sugiere que sobre los temas extremadamente delicados no habr&iacute;a que escribir, o deber&iacute;an tener los debidos controles. Pero al fin y al cabo, todo se reduce a la confianza en los propios empleados. Su lealtad es lo que cuenta&rdquo;. <br />
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