Una solución para las opciones accionarias

Microsoft diseñó un plan para resolver el tema de las opciones accionarias: en adelante las reemplazará con acciones restringidas y deducirá su costo de ganancias históricas. La decisión termina con la ficción contable de no asentarlas como gasto.

8 agosto, 2003

Así opinan Roberto Mendoza y Peter Hancock, dos ex ejecutivos de JP Morgan
Chase y cofundadorers de Integrated Finance Limited m en un ensayo publicado por
The New York Times. Más allá de las ventajas intrínsecas
del plan, ellos creen que lo más importante de la iniciativa es que despeja
la barrera psicológica para comenzar a pensar en mejores formas de incentivar
a los empleados, formas que generen valor para accionistas y para empleados.

El hecho de no asentar en las declaraciones las opciones accionarias como gasto
– algo que ocurrió a todo lo largo y ancho del país — contribuyó
a crear falsas expectativas en los empleados. Ahora parecería que todos
están de acuerdo en que la opción remuneratoria fue un incentivo
perverso. El abuso y desmanejo del recurso llevó a muchos ejecutivos
a correr riesgos excesivos y ahogó la innovación en el diseño
de sistemas de compensaciones eficientes y transparentes.

Pero cualquiera sea el camino a adoptar de ahora en adelante, no sólo
Microsoft sino una enorme cantidad de empresas deben sortear los problemas ya
creados por opciones concedidas anteriormente, muchas de las cuales están
"bajo el agua" porque las acciones todavía cotizan por debajo
del precio de ejercicio.

La existencia de opciones históricas pendientes es desmotivante porque
los tenedores de opciones no saben cómo valuarlas. Esto es particularmente
cierto en el caso de empleados sin conocimientos financieros que reciben los
incentivos como parte de un plan amplio de compensación. La mayoría
valúa sus opciones casi a valor intrínseco – la diferencia entre
precio de la acción y precio del ejercicio de la opción, más
un plus en concepto de "valor esperanza". Esto a menudo subestima
el "justo valor" de la opción.

O sea, el justo valor de una opción es el precio al que a la compañía
le da lo mismo pagar al empleado ya sea en efectivo, acciones y opciones.

En el momento en que las reciben, muchos empleados no valúan adecuadamente
sus opciones porque en esa etapa los incentivos tienen un valor intrínseco
de cero. Pero esto se complica si luego el precio de la acción cae, momento
en el cual el valor intrínseco es negativo, aunque el valor justo sea
positivo.

En circunstancias como ésas, muchos empleados piensan que eso que tienen
como incentivo prácticamente no tiene valor, aunque un tercero pagaría
gustoso en efectivo por esas opciones, si se el diera la oportunidad de hacerlo.

El plan diseñado por Microsoft y JP Morgan Chase permite a los tenedores
de opciones aprovechar justamente esta oportunidad vendiendo en efectivo sus
opciones al banco. Es un intento serio de solucionar el tema de las opciones
históricas.

Así opinan Roberto Mendoza y Peter Hancock, dos ex ejecutivos de JP Morgan
Chase y cofundadorers de Integrated Finance Limited m en un ensayo publicado por
The New York Times. Más allá de las ventajas intrínsecas
del plan, ellos creen que lo más importante de la iniciativa es que despeja
la barrera psicológica para comenzar a pensar en mejores formas de incentivar
a los empleados, formas que generen valor para accionistas y para empleados.

El hecho de no asentar en las declaraciones las opciones accionarias como gasto
– algo que ocurrió a todo lo largo y ancho del país — contribuyó
a crear falsas expectativas en los empleados. Ahora parecería que todos
están de acuerdo en que la opción remuneratoria fue un incentivo
perverso. El abuso y desmanejo del recurso llevó a muchos ejecutivos
a correr riesgos excesivos y ahogó la innovación en el diseño
de sistemas de compensaciones eficientes y transparentes.

Pero cualquiera sea el camino a adoptar de ahora en adelante, no sólo
Microsoft sino una enorme cantidad de empresas deben sortear los problemas ya
creados por opciones concedidas anteriormente, muchas de las cuales están
"bajo el agua" porque las acciones todavía cotizan por debajo
del precio de ejercicio.

La existencia de opciones históricas pendientes es desmotivante porque
los tenedores de opciones no saben cómo valuarlas. Esto es particularmente
cierto en el caso de empleados sin conocimientos financieros que reciben los
incentivos como parte de un plan amplio de compensación. La mayoría
valúa sus opciones casi a valor intrínseco – la diferencia entre
precio de la acción y precio del ejercicio de la opción, más
un plus en concepto de "valor esperanza". Esto a menudo subestima
el "justo valor" de la opción.

O sea, el justo valor de una opción es el precio al que a la compañía
le da lo mismo pagar al empleado ya sea en efectivo, acciones y opciones.

En el momento en que las reciben, muchos empleados no valúan adecuadamente
sus opciones porque en esa etapa los incentivos tienen un valor intrínseco
de cero. Pero esto se complica si luego el precio de la acción cae, momento
en el cual el valor intrínseco es negativo, aunque el valor justo sea
positivo.

En circunstancias como ésas, muchos empleados piensan que eso que tienen
como incentivo prácticamente no tiene valor, aunque un tercero pagaría
gustoso en efectivo por esas opciones, si se el diera la oportunidad de hacerlo.

El plan diseñado por Microsoft y JP Morgan Chase permite a los tenedores
de opciones aprovechar justamente esta oportunidad vendiendo en efectivo sus
opciones al banco. Es un intento serio de solucionar el tema de las opciones
históricas.

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