Teoría sistémica para un mundo más ético

Para integrar valores éticos y espirituales al gerenciamiento y la economía,
el teólogo y religioso dominicano, experto en ética económica
y del desarrollo, recurre a la teoría sistémica y sociológica
de Niklas Luhmann, el gran sociólogo y metafísico alemán
que murió en 1998.

Uno de los temas recurrentes del libro es la necesidad de aceptar una perspectiva
sistémica. Advierte que la caída del marxismo no debe llevar a la
idealización del neoliberalismo. Para Berthouzoz, esas dos ideologías
fragmentan la realidad: la primera por la omnipresencia del Estado, y la segunda
por la omnipresencia del mercado. Al proponer que cada sistema desarrolle su propia
racionalidad y sus propias prácticas, que dan lugar a su identidad, rechaza
tanto la "ética correctiva" que se impone desde afuera, como
la "ética utilitaria" que ha sido adoptada por el sistema.

Sugiere una "ética integradora" que debe ser acordada colectivamente
por todos los socios de cada sistema para mejorar genuinamente la toma de decisiones.
Además, postula que la ética, como la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, debe estar inspirada desde arriba por nobles valores
(dignidad humana, justicia, solidaridad, desarrollo espiritual), y desde abajo
por prácticas operativas (cartas de responsabilidad, códigos de
ética y herramientas de gestión).

Algunas de las teorías presentadas por Roger Berthouzoz en esta obra están
siendo usadas en la más avanzada investigación científica
sobre administración – naturaleza de la complejidad, análisis sistémico,
teoría de la auto-organización, diferentes formas de realidad antropológica
etc.
.
Por desconcertantes que suenen estas sugerencias, parecen necesarias si verdaderamente
existe el deseo de humanizar y espiritualizar las prácticas gerenciales
y el sistema económico, además de la persona humana y el mundo entero.

Para integrar valores éticos y espirituales al gerenciamiento y la economía,
el teólogo y religioso dominicano, experto en ética económica
y del desarrollo, recurre a la teoría sistémica y sociológica
de Niklas Luhmann, el gran sociólogo y metafísico alemán
que murió en 1998.

Uno de los temas recurrentes del libro es la necesidad de aceptar una perspectiva
sistémica. Advierte que la caída del marxismo no debe llevar a la
idealización del neoliberalismo. Para Berthouzoz, esas dos ideologías
fragmentan la realidad: la primera por la omnipresencia del Estado, y la segunda
por la omnipresencia del mercado. Al proponer que cada sistema desarrolle su propia
racionalidad y sus propias prácticas, que dan lugar a su identidad, rechaza
tanto la "ética correctiva" que se impone desde afuera, como
la "ética utilitaria" que ha sido adoptada por el sistema.

Sugiere una "ética integradora" que debe ser acordada colectivamente
por todos los socios de cada sistema para mejorar genuinamente la toma de decisiones.
Además, postula que la ética, como la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, debe estar inspirada desde arriba por nobles valores
(dignidad humana, justicia, solidaridad, desarrollo espiritual), y desde abajo
por prácticas operativas (cartas de responsabilidad, códigos de
ética y herramientas de gestión).

Algunas de las teorías presentadas por Roger Berthouzoz en esta obra están
siendo usadas en la más avanzada investigación científica
sobre administración – naturaleza de la complejidad, análisis sistémico,
teoría de la auto-organización, diferentes formas de realidad antropológica
etc.
.
Por desconcertantes que suenen estas sugerencias, parecen necesarias si verdaderamente
existe el deseo de humanizar y espiritualizar las prácticas gerenciales
y el sistema económico, además de la persona humana y el mundo entero.