Satisfacción y dignidad

El management, como teoría, parece haberse quedado sin combustible. No es fácil encontrar libros que transmitan entusiasmo por alguna idea apasionante. Se detecta cierta falta de originalidad, como en este libro de Paula Rayman sobre la dignidad.

19 septiembre, 2002

Hay muy poca gente en este mundo que esté totalmente satisfecha con
su trabajo. Esto es válido para cualquiera, desde médicos hasta
mecánicos. A algunos les preocupa la falta de seguridad; a otros, el
salario; a otros, el tedio o las tareas repetitivas.
Paula Rayman, en su libro Beyond the Bottom Line: The Search for Dignity at
Work dice que muchas veces lo que falta es cierta sensación de dignidad

La dignidad de un trabajador, según definición de la autora,
depende de tres preceptos: "subsistencia" (hacer dinero); auto-respeto;
y una sensación de "responsabilidad social". De los tres, el
tercero es el más confuso. La gente necesita sentir que está haciendo
algún aporte a la comunidad, sea en su vida privada (asistir a las reuniones
de padres en los colegios, por ejemplo) , o a través de obras de bien
realizadas por la organización en que trabaja.

Quienes trabajan en biotecnología, por ejemplo, suelen sentirse motivados
por el gran objetivo de llevar adelante las ciencias humanas.

Lamentablemente, la mayor parte del libro está dedicada a probar lo
que no hace falta demostrar: que los trabajadores necesitan, y a menudo no encuentran,
dignidad en lo que hacen. Los argumentos sociológicos e históricos
– que los estadounidenses trabajan muchas horas y les queda muy poco tiempo
para su vida privada o que las mujeres han hecho avances, pero no los suficientes,
no hacen más que rumiar conceptos que ya son bien conocidos.

La parte más útil del libro es la más corta. La autora
analiza lo que las empresas pueden hacer para que los trabajadores se sientan
más a gusto. Para eso, presenta el caso del Fleet Bank, cuyo director,
Terrence Murray, diseñó un programa piloto para incorporar incentivos
a las remuneraciones de los empleados sin afectar negativamente los resultados
financieros de la firma.

En definitiva, ella señala que la causa del descontento de los trabajadores
hay que buscarla, casi siempre, en "externalidades", las que explica
como "todos los factores relativos a nuestro estado de bienestar o calidad
de vida". No analiza con suficiente rigor, sin embargo, los remedios económicos
para tales fallas del mercado.

Hay muy poca gente en este mundo que esté totalmente satisfecha con
su trabajo. Esto es válido para cualquiera, desde médicos hasta
mecánicos. A algunos les preocupa la falta de seguridad; a otros, el
salario; a otros, el tedio o las tareas repetitivas.
Paula Rayman, en su libro Beyond the Bottom Line: The Search for Dignity at
Work dice que muchas veces lo que falta es cierta sensación de dignidad

La dignidad de un trabajador, según definición de la autora,
depende de tres preceptos: "subsistencia" (hacer dinero); auto-respeto;
y una sensación de "responsabilidad social". De los tres, el
tercero es el más confuso. La gente necesita sentir que está haciendo
algún aporte a la comunidad, sea en su vida privada (asistir a las reuniones
de padres en los colegios, por ejemplo) , o a través de obras de bien
realizadas por la organización en que trabaja.

Quienes trabajan en biotecnología, por ejemplo, suelen sentirse motivados
por el gran objetivo de llevar adelante las ciencias humanas.

Lamentablemente, la mayor parte del libro está dedicada a probar lo
que no hace falta demostrar: que los trabajadores necesitan, y a menudo no encuentran,
dignidad en lo que hacen. Los argumentos sociológicos e históricos
– que los estadounidenses trabajan muchas horas y les queda muy poco tiempo
para su vida privada o que las mujeres han hecho avances, pero no los suficientes,
no hacen más que rumiar conceptos que ya son bien conocidos.

La parte más útil del libro es la más corta. La autora
analiza lo que las empresas pueden hacer para que los trabajadores se sientan
más a gusto. Para eso, presenta el caso del Fleet Bank, cuyo director,
Terrence Murray, diseñó un programa piloto para incorporar incentivos
a las remuneraciones de los empleados sin afectar negativamente los resultados
financieros de la firma.

En definitiva, ella señala que la causa del descontento de los trabajadores
hay que buscarla, casi siempre, en "externalidades", las que explica
como "todos los factores relativos a nuestro estado de bienestar o calidad
de vida". No analiza con suficiente rigor, sin embargo, los remedios económicos
para tales fallas del mercado.

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