Hoy en día se ha vuelto más común oír de empresas sostenibles. En la mayoría de los casos, estas compañías siguen políticas ambientales para que su labor cause un menor impacto sobre el planeta. Si bien este es un avance importantísimo, pues estamos tomando conciencia de las consecuencias de nuestras acciones, las empresas deben apuntarle a ser sostenibles no solo en cuestiones ecológicas sino en diferentes ámbitos.
Como sostiene LatinAmerican Post, las empresas deben ser sostenibles en términos sociales, culturales, económicos, entre otros. La sostenibilidad se trata de encontrar el balance entre propósito y ganancia para que no solo la compañía crezca si no que lo hagan también sus miembros y la comunidad en donde desarrolla sus actividades. El desempeño financiero debe ir de la mano del desempeño social y ambiental.
Es por esto que la sostenibilidad no debe confundirse con la filantropía, pues no se trata de que las empresas donen parte de sus ganancias y obtengan resultados a corto plazo, cuyo impacto se perderá con el tiempo. Por el contrario, al ser sostenibles se trata de asegurar estabilidad financiera y social de forma estratégica.
La sostenibilidad puede traer diferentes beneficios a la hora de hacer negocios. Por ejemplo, proyectará más credibilidad ya que le hará saber a los clientes que la empresa respeta a la comunidad, al medio ambiente, al sector, etc. Adicionalmente, le hará saber a colegas, competidores, clientes, empleados, entre otros, que las bases de su empresa son la transparencia y la responsabilidad.
Al ser motores de desarrollo económico, las empresas deben definir la forma en que administrarán los recursos (ambientales y sociales) de forma que impulsen la construcción y el progreso en términos económicos, políticos, culturales. Es decir, las entidades empresariales no pueden únicamente dedicarse a producir riqueza y generar empleo, deben potenciar y ayudar al florecimiento de la sociedad.
La sostenibilidad es una alternativa de crecimiento empresarial que las posiciona como instituciones que trabajan por el bien común y no solo por intereses particulares. Las empresas deben ser conscientes del impacto de sus operaciones y diseñar políticas y estrategias que respondan a los intereses comunes y que retribuyan lo que han tomado. Estas decisiones, claro está, deben ser estratégicas para que en efecto se evidencie el cambio y el impacto de las políticas sostenibles.
Ser sostenibles es hacer la diferencia e impactar positivamente a la sociedad. De esta forma, no solo se empodera el gremio sino la sociedad en general. El porqué de ser sostenible se fundamenta en que las compañías no son instituciones ajenas a la sociedad. Por el contrario, son entes que pueden producir cambio, transformar, innovar y renovar las dinámicas sociales y ambientales.
Esta forma de hacer negocios le asegura a las compañías mayor sostenibilidad a mediano y largo plazo y se convierte en herramienta para alcanzar mayor competitividad.