Otra vuelta en la puja internacional por cerveceras

La holandesa Heineken y la danesa Carlsberg –entre las mayores del mundo- se han unido para tomar otro gigantes, la británica Scottish & Newcastle. Presa apetecible, pues tiene un valor bursátil próximo a US$ 14.500 millones.

26 noviembre, 2007

El objetivo común es repartirse marcas y activos. Por supuesto, desde Edimburgo S&N sostiene que “la oferta no ha sido solicitada ni, mucho menos, es bienvenida”. Palabras fuertes, aun tratándose de pictos y escotos.

El ataque tiene lugar mientras la industria vive una ola algo imprudente de fusiones y adquisiciones. En algunos casos, se ponen en peligro marcas tradicionales o surgen “cócteles” incompatibles. Poco antes de esta oferta hostil, la sudafricana SABMiller y la estadounidense Molson Coors anunciaron una fusión limitada a EE.UU.-Canadá, MillerCoors. Esto es, un experimento de marketing poco comprensible.

Al presente, la lista de líderes cerveceras globales la encabeza InBev (marcas belgas, brasileñas, argentinas, etc.), con 222 millones de hectolitros. Siguen SABMiller (189 millones, pero suben a 238 millones con Molson), Anheuser-Busch norteamericana (184 millones) y Heineken (132 millones). Más lejos aparecen Carlsberg-Baltic (73 millones) Scottish Courage (56 millones), China-Snow (53 millones), Molson Coors (49 millones) y grupo Modelo (mexicano, 49 millones).

Por supuesto, tamaño empresario no tiene que ver con calidad. Por ejemplo, las mejores lager del globo son Sapporo (japonesa, su fabricante no figura entre las líderes), Carlsberg y Stella Artois. Ésta sí, de un gigante, InBev. Entre las pilsen, dominan compañías alemanas y checas de menor tamaño.

El dúo holandodanés proyecta una oferta en efectivo. Heineken tomaría los negocios en Gran Bretaña y resto de Europa occidental. Carlsberg absorbería el 50% que aún no posee en Baltic, lo cual significa el mercado ruso y vecinos inmediatos. En rigor, hasta la semana pasada las socias no habían hecho contacto con S&N.

El objetivo común es repartirse marcas y activos. Por supuesto, desde Edimburgo S&N sostiene que “la oferta no ha sido solicitada ni, mucho menos, es bienvenida”. Palabras fuertes, aun tratándose de pictos y escotos.

El ataque tiene lugar mientras la industria vive una ola algo imprudente de fusiones y adquisiciones. En algunos casos, se ponen en peligro marcas tradicionales o surgen “cócteles” incompatibles. Poco antes de esta oferta hostil, la sudafricana SABMiller y la estadounidense Molson Coors anunciaron una fusión limitada a EE.UU.-Canadá, MillerCoors. Esto es, un experimento de marketing poco comprensible.

Al presente, la lista de líderes cerveceras globales la encabeza InBev (marcas belgas, brasileñas, argentinas, etc.), con 222 millones de hectolitros. Siguen SABMiller (189 millones, pero suben a 238 millones con Molson), Anheuser-Busch norteamericana (184 millones) y Heineken (132 millones). Más lejos aparecen Carlsberg-Baltic (73 millones) Scottish Courage (56 millones), China-Snow (53 millones), Molson Coors (49 millones) y grupo Modelo (mexicano, 49 millones).

Por supuesto, tamaño empresario no tiene que ver con calidad. Por ejemplo, las mejores lager del globo son Sapporo (japonesa, su fabricante no figura entre las líderes), Carlsberg y Stella Artois. Ésta sí, de un gigante, InBev. Entre las pilsen, dominan compañías alemanas y checas de menor tamaño.

El dúo holandodanés proyecta una oferta en efectivo. Heineken tomaría los negocios en Gran Bretaña y resto de Europa occidental. Carlsberg absorbería el 50% que aún no posee en Baltic, lo cual significa el mercado ruso y vecinos inmediatos. En rigor, hasta la semana pasada las socias no habían hecho contacto con S&N.

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