Nuevos CEO con respeto por la ley

¿Las transgresiones contables y gerenciales de los últimos años implican sólo a un puñado de empresas o son síntomas de una enfermedad más profunda?

2 julio, 2003

Mucho antes de que se profundizaran las exigencias al gobierno empresarial impuestas
por la Bolsa de NY, el Congreso y los organismos de control decretadas después
de los escándalos empresarios, la comunidad de inversores "socialmente
responsables "venía proponiendo un grado mucho mayor de transparencia.

Los líderes del movimiento pro responsabilidad social (CSR, según
siglas inglesas) de las empresas siempre reclamaron que se incluyera el desempeño
totalmente transparente en lo económico, ambiental y social de las prácticas
de gobierno empresarial. Desde su perspectiva, la transparencia era un elemento
más de la conducta "sustentable" de las empresas. Durante el
gran período expansivo de los ´90, esos reclamos fueron sistemáticamente
ignorados, pero ahora que cayó hasta desaparecer la confianza de los
inversores, muchos ejecutivos de empresa proclaman su adhesión a CSR.
De todos modos, reconocer el problema es una cosa y hacer algo al respecto es
otra.

Todavía se discute si las reglamentaciones existentes eran inadecuadas
para proteger los intereses de los accionistas, o si sólo fueron mal
aplicadas. Es evidente que hubo una falla de profesionales – contadores, abogados,
analistas, auditores y reguladores – en cuanto a asegurarse que las reglas fueran
acatadas y los ejecutivos mantuvieran su honestidad. Pero lo cierto es que ningún
exceso podría haber ocurrido si el CEO hubiera dicho "no".

Esto alude a la formación actual de los CEO para el futuro. Aunque hay
muchas escuelas de negocios que incluyen "responsabilidad empresarial"
en sus programas de estudio, la preocupación por lo ocurrido no parece
haber llegado a los cazadores de cabezas y reclutadores, para quienes una "buena
acción" en el currículo puede, en el mejor de los casos,
significar muy poco.

Sin una cultura generalizada de respeto por la ley, hablar de responsabilidad
empresarial no tiene sentido. Si hasta Enron tenía una fuerza de tareas
para la responsabilidad empresarial, presidida por su CEO.

¿Cómo deben hacer, entonces, los inversores para influir en las
empresas y lograr que la responsabilidad social sea algo más que un ejercicio
de relaciones públicas?

Votar por poder

La herramienta que se usó durante años – tanto en empresas como
en fondos mutuales – es la de votar por medio de representantes. Unirse con
otros inversores para tratar las resoluciones de los accionistas tuvo un efecto
muy positivo en iniciar un cambio en las políticas del gobierno empresarial.
Votar las propuestas de la gerencia es otra forma de ejercer influencia en el
gobierno. Walden Asset Management, sub-asesor del Women´s Equity Fund, tiene
amplios lineamientos para la votación por proxi (por medio de representantes)
que se refieren a los intereses del accionistas.

Por ejemplo, para promover directorios más independientes, Waldern retiene
los votos de los nominados por los directores si 50% o más de ellos son
empleados de la compañía o individuos con lazos financieros o
de otro tipo con la compañía. En lugar de alinear los intereses
de ejecutivos y accionistas, la excesiva emisión de opciones accionarias
en los ´90 aportaron incentivos para hacer cualquier cosa que aumentase el precio
de la acción en el corto plazo. Los grandes excesos pueden evitarse,
por ejemplo, con una cuidadosa revisión, por parte de los delegados —
de los planes de opciones accionarias y de las propuestas para la remuneración
ejecutiva.

Mucho antes de que se profundizaran las exigencias al gobierno empresarial impuestas
por la Bolsa de NY, el Congreso y los organismos de control decretadas después
de los escándalos empresarios, la comunidad de inversores "socialmente
responsables "venía proponiendo un grado mucho mayor de transparencia.

Los líderes del movimiento pro responsabilidad social (CSR, según
siglas inglesas) de las empresas siempre reclamaron que se incluyera el desempeño
totalmente transparente en lo económico, ambiental y social de las prácticas
de gobierno empresarial. Desde su perspectiva, la transparencia era un elemento
más de la conducta "sustentable" de las empresas. Durante el
gran período expansivo de los ´90, esos reclamos fueron sistemáticamente
ignorados, pero ahora que cayó hasta desaparecer la confianza de los
inversores, muchos ejecutivos de empresa proclaman su adhesión a CSR.
De todos modos, reconocer el problema es una cosa y hacer algo al respecto es
otra.

Todavía se discute si las reglamentaciones existentes eran inadecuadas
para proteger los intereses de los accionistas, o si sólo fueron mal
aplicadas. Es evidente que hubo una falla de profesionales – contadores, abogados,
analistas, auditores y reguladores – en cuanto a asegurarse que las reglas fueran
acatadas y los ejecutivos mantuvieran su honestidad. Pero lo cierto es que ningún
exceso podría haber ocurrido si el CEO hubiera dicho "no".

Esto alude a la formación actual de los CEO para el futuro. Aunque hay
muchas escuelas de negocios que incluyen "responsabilidad empresarial"
en sus programas de estudio, la preocupación por lo ocurrido no parece
haber llegado a los cazadores de cabezas y reclutadores, para quienes una "buena
acción" en el currículo puede, en el mejor de los casos,
significar muy poco.

Sin una cultura generalizada de respeto por la ley, hablar de responsabilidad
empresarial no tiene sentido. Si hasta Enron tenía una fuerza de tareas
para la responsabilidad empresarial, presidida por su CEO.

¿Cómo deben hacer, entonces, los inversores para influir en las
empresas y lograr que la responsabilidad social sea algo más que un ejercicio
de relaciones públicas?

Votar por poder

La herramienta que se usó durante años – tanto en empresas como
en fondos mutuales – es la de votar por medio de representantes. Unirse con
otros inversores para tratar las resoluciones de los accionistas tuvo un efecto
muy positivo en iniciar un cambio en las políticas del gobierno empresarial.
Votar las propuestas de la gerencia es otra forma de ejercer influencia en el
gobierno. Walden Asset Management, sub-asesor del Women´s Equity Fund, tiene
amplios lineamientos para la votación por proxi (por medio de representantes)
que se refieren a los intereses del accionistas.

Por ejemplo, para promover directorios más independientes, Waldern retiene
los votos de los nominados por los directores si 50% o más de ellos son
empleados de la compañía o individuos con lazos financieros o
de otro tipo con la compañía. En lugar de alinear los intereses
de ejecutivos y accionistas, la excesiva emisión de opciones accionarias
en los ´90 aportaron incentivos para hacer cualquier cosa que aumentase el precio
de la acción en el corto plazo. Los grandes excesos pueden evitarse,
por ejemplo, con una cuidadosa revisión, por parte de los delegados —
de los planes de opciones accionarias y de las propuestas para la remuneración
ejecutiva.

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