No son los que se van, son los que se quedan

EUn reciente estudio arroja algo de luz sobre el lado b del trabajo home office, atendiendo a los rezagados. El verdadero problema está en los que quedan en la oficina aislados de sus compañeros y sin posibilidad de formar un entorno agradable de trabajo.

5 enero, 2016

El avance de las telecomunicaciones y la tecnología en genera supuso el avance de los trabajos tipo home office. Parecía ser una excelente idea porque los trabajadores disfrutaban de más tiempo libre con sus familias y las empresas ahorraban dinero en las instalaciones y las oficinas. Además, los mayores temores, como la baja en la productividad o la falta de control, se disiparon con el tiempo y la puesta en práctica de esta modalidad. Pero una nueva investigación  del profesor Kevin Rockmann y Michael G. Pratt, profesor de Gestión de la Universidad de Boston, sugiere que las preocupaciones sobre el trabajo fuera de las instalaciones deben dar vuelta en una dirección completamente diferente: hacia las personas que permanecen en la oficina.

 

El estudio se realizó en una empresa de las Fortune 100 en Silicon Valley, con cerca de 600 empleados, que permitió libremente hacer el trabajo fuera de las instalaciones. Los investigadores encontraron que los empleados que optaron por seguir trabajando en la oficina terminaron por sentirse solos y desconectados. Muchas de estas personas entraron en el trabajo porque deseaban interacción social, y sin embargo, se vieron privados de los almuerzos de convivencia, las interacciones espontáneas y conversaciones improvisadas de pasillo que pueden ser muy estimulantes. Además, la opción de trabajar desde casa es “contagiosa”, afirma el estudio, y se extiende a empleados que no necesitan hacerlo. Y a más cantidad de gente trabajaba fuera de la oficina, más gente los imitaba y los que no lo hacían se veían cada vez más aislados. El estudio es particularmente impactante, afirman sus autores, porque la vasta mayoría de la bibliografía sobre el tema afirma que la posibilidad de manejar los horarios de trabajo o tener más tiempo con sus familias siempre fue beneficioso para los empleados. “En el período de tiempo durante el cual se concluyó este estudio”, escriben los autores, “estaba claro que la organización se alejo tanto del camino de trabajo distribuido que no había manera fácil de obtener a todos de vuelta en la oficina.” Tal dilema podría crear un caos para las empresas que tratan de lograr ahorros mediante la reducción de espacio de oficinas, un beneficio ampliamente promocionado de trabajo fuera de las instalaciones. “Como mínimo, la situación del home-office no es la situación win-win que se creía hasta ahora” concluyen los investigadores.

 

No hay dudas de que las tecnologías de telecomunicación, desde el clásico mail hasta Skype, suelen compensar las ausencias físicas. Pero no tienen un efecto compensatorio sobre la carencia de relaciones humanas cara a cara en la oficina. La decisión, polémica en el 2013 cuando se anunció, de Yahoo! De prohibir el trabajo fuera de las instalaciones no parece tan descabellada hoy por hoy y la luz de la nueva evidencia.

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