El verdadero problema es el futuro del euro, y no Grecia
La situación, señala el financista George Soros, se parece demasiado a 1999. Por entonces, un grupo de economistas sugería postergar la moneda única. Seis años después, esos mismos se oponían a incorporar economías relativamente subdesarrolladas.
22 febrero, 2010
<p>Entretanto, analistas norteamericanos recuerdan un episodio de la crisis sistémica iniciada en 2007: la intervención federal a Fannie Mae y Freddie Mac, las hipotecarias paraestatales. En las tres ocasiones, “las dirigencias políticas y parlamentarias demoraron mucho en hacer lo que debían”, afirman los alemanes Otmar Issing (ex Banco Central Europeo) y Guido Westerwelle, actual ministro de relaciones exteriores.<br />
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Por su parte el holandés Wim Koesters, retoma las objeciones de 2004 y las vincula con la crisis griega, a cuya zaga marchan la portuguesa y tal vez la española. “Atenas pone en peligro la estabilidad del euro –sostiene- y, si se la ayuda por razones políticas, luego será imposible negar asistencia a cualquier otro miembro de la Eurozona o de la Unión Europea misma”.<br />
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En Alemania, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Gran Bretaña o Dinamarca cunden los halcones. Este sector coincide con Issing, mientras Soros teme por “las sostenibilidad de la unión monetaria”. Por su parte, Westerwell recuerda que la corte constitucional germana (suprema) autorizó derogar el marco, siempre y cuando los otros países de la Eurozona respetasen el pacto de Maastricht.<br />
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Justamente ahí reside un dilema de salida nada fácil: la relación entre déficit fiscal y producto bruto interno (3% fija ese acuerdo). Según datos no oficiales a fines de 2008, la lista de pecadores abarca Grecia (12,7%), Reino Unido (11,12%), Irlanda (11,6%). España (11,4%), Portugal (9,3%), Francia (7,9%) e Italia (5,7%). Sólo Alemania sale más o menos indemne, con 3,2% del PBI en rojo.</p>
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