Medicina alternativa para el personal

Se está analizando – y experimentando -- en EE.UU. una teoría según la cual las empresas pueden bajar sus costos de cobertura médica integrando servicios alternativos como quinesiología, acupuntura, y otros tratamientos no tradicionales.

30 noviembre, 2004

Michael Schor, ex enfermero y actual presidente del Cost Effective Interest Group of the Collaboration for Healthcare Renewal (Newton, Massachusetts) propone una manera de controlar los cada vez más altos costos sanitarios de los empleadores. Según él, la medicina alternativa es más barata y eficaz para tratar muchas enfermedades y dolencias que la medicina tradicional. Propone integrar acupuntura, masajes y quiropráctica al sistema convencional de salud. “Si las viejas soluciones no funcionan, busquemos nuevas”, sentencia.

El argumento a favor de esta propuesta de integrar servicios de medicina alternativa a la medicina tradicional es que puede reducir los costos cada vez más altos porque sus servicios son más baratos y dan mejores resultados. Expertos en la materia aseguran que para el dolor de espalda es mejor dar masajes que anti-inflamatorios, porque además de más eficaces son mucho más baratos. Sin embargo, esto último – lo de más baratos – no está aún comprobado porque nadie todavía ha investigado a fondo como para hacer una afirmación fundamentada.

De cualquier manera, los empleadores, muchas veces respondiendo a una creciente demanda y entusiasmo de su gente, comienzan poco a poco a brindar beneficios no convencionales.

La idea surgió en 1998 con un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association que mostraba que 4 de cada 10 estadounidenses habían usado al menos una terapia alternativa en 1997, comparado con 3 de cada 10 en 1990. David Eisenberg, autor del estudio y una autoridad en medicina alternativa, inspiró toda una ola de investigaciones en el Centro Nacional para Medicina Complementaria y Alternativa del Instituto Nacional de Salud.

Ya hay muchos organismos sanitarios oficiales en el país del norte realizando investigaciones sobre la seguridad y eficacia de la medicina no convencional. Sin embargo, George DeVries, presidente y CEO del American Specialty Health de San Diego, dice que la falta de estudios sobre su supuesta promesa de reducir costos es un problema tanto para los empleadores como para la sociedad. Su institución vende beneficios alternativos como quiropracia, acupuntura, masajes, asesoramiento dietético, naturopatía, descuentos en clubes de salud y servicios de personal trainer a grandes empresas de seguros y a empresas en general. Hoy tiene 9,4 millones de socios. Según él, la razón fundamental por la cual los empleadores compran beneficios de medicina complementaria y alternativa es que buscar dar satisfacción a sus empleados. “Los empleadores buscan retener a sus mejores empleados y los tratamientos alternativos son muy populares en ambas costas del país.”

W.E. Aubuchon Co. Inc. (de Westminster, Massachusetts), comenzó a ofrecer beneficios complementarios a sus empleados el año pasado, cuenta Sarah Arel. A través del Marino Center for Progressive Health los empleados reciben masajes, acupuntura y servicios homeopáticos en una de las tres clínicas del Gran Boston. Aubuchon también ofrece beneficios “nutricéuticos” que brindan remedios a base de hierbas para tratar enfermedades. Los servicios complementarios se dan en forma separada del plan convencional de seguro de salud. “Tratamos de dar lo más que podemos a nuestra gente,” dice Arel, y agrega que el plan complementario será revisado en los próximos meses y que podría ser discontinuado por sub-utilización. “No me gustaría que eso ocurra porque es de gran utilidad para remediar algunas dolencias.”

Para evitar que se generalice este tipo de marginación es que un grupo liderado por Schor propone más integración entre servicios convencionales y no convencionales dentro del plan de sistema de salud. “El problema que tenemos con el estilo convencional es que los proveedores creen que el suyo es el único estilo que funciona. Si miramos la evidencia clínica, vemos que las terapias alternativas son muy efectivas”.

Según Schor, los factores responsables del aumento del costo sanitario son malos hábitos de vida, envejecimiento de la la población, alto costo del las nuevas tecnologías e indiferencia de los consumidores (porque lo paga el plan y el dinero no sale directamente de sus bolsillos). “La cobertura médica encubre costos que no llegan al conocimiento de los pacientes”. Cuando alguien necesita quimioterapia, un bypass o remedios para bajar el colesterol, no se para a mirar el precio. Y además, el paciente no paga esos tratamientos en forma directa.

Pero luego de una encuesta de 2003, que mostró un alza entre 53 y 58% en el costo de seguro de salud para los empleados con respecto al año anterior, los empleadores comienzan a mirar con más interés la integración de métodos no convencionales.

“Pero”, insiste DeVries, quien a finales de los ’90 integró la comisión de política sobre medicina complementaria y alternativa de la Casa Blanca durante el gobierno de Clinton, “hace falta más presupuesto para financiar investigación comparativa y determinar si realmente la medicina alternativa es más barata”.

Michael Schor, ex enfermero y actual presidente del Cost Effective Interest Group of the Collaboration for Healthcare Renewal (Newton, Massachusetts) propone una manera de controlar los cada vez más altos costos sanitarios de los empleadores. Según él, la medicina alternativa es más barata y eficaz para tratar muchas enfermedades y dolencias que la medicina tradicional. Propone integrar acupuntura, masajes y quiropráctica al sistema convencional de salud. “Si las viejas soluciones no funcionan, busquemos nuevas”, sentencia.

El argumento a favor de esta propuesta de integrar servicios de medicina alternativa a la medicina tradicional es que puede reducir los costos cada vez más altos porque sus servicios son más baratos y dan mejores resultados. Expertos en la materia aseguran que para el dolor de espalda es mejor dar masajes que anti-inflamatorios, porque además de más eficaces son mucho más baratos. Sin embargo, esto último – lo de más baratos – no está aún comprobado porque nadie todavía ha investigado a fondo como para hacer una afirmación fundamentada.

De cualquier manera, los empleadores, muchas veces respondiendo a una creciente demanda y entusiasmo de su gente, comienzan poco a poco a brindar beneficios no convencionales.

La idea surgió en 1998 con un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association que mostraba que 4 de cada 10 estadounidenses habían usado al menos una terapia alternativa en 1997, comparado con 3 de cada 10 en 1990. David Eisenberg, autor del estudio y una autoridad en medicina alternativa, inspiró toda una ola de investigaciones en el Centro Nacional para Medicina Complementaria y Alternativa del Instituto Nacional de Salud.

Ya hay muchos organismos sanitarios oficiales en el país del norte realizando investigaciones sobre la seguridad y eficacia de la medicina no convencional. Sin embargo, George DeVries, presidente y CEO del American Specialty Health de San Diego, dice que la falta de estudios sobre su supuesta promesa de reducir costos es un problema tanto para los empleadores como para la sociedad. Su institución vende beneficios alternativos como quiropracia, acupuntura, masajes, asesoramiento dietético, naturopatía, descuentos en clubes de salud y servicios de personal trainer a grandes empresas de seguros y a empresas en general. Hoy tiene 9,4 millones de socios. Según él, la razón fundamental por la cual los empleadores compran beneficios de medicina complementaria y alternativa es que buscar dar satisfacción a sus empleados. “Los empleadores buscan retener a sus mejores empleados y los tratamientos alternativos son muy populares en ambas costas del país.”

W.E. Aubuchon Co. Inc. (de Westminster, Massachusetts), comenzó a ofrecer beneficios complementarios a sus empleados el año pasado, cuenta Sarah Arel. A través del Marino Center for Progressive Health los empleados reciben masajes, acupuntura y servicios homeopáticos en una de las tres clínicas del Gran Boston. Aubuchon también ofrece beneficios “nutricéuticos” que brindan remedios a base de hierbas para tratar enfermedades. Los servicios complementarios se dan en forma separada del plan convencional de seguro de salud. “Tratamos de dar lo más que podemos a nuestra gente,” dice Arel, y agrega que el plan complementario será revisado en los próximos meses y que podría ser discontinuado por sub-utilización. “No me gustaría que eso ocurra porque es de gran utilidad para remediar algunas dolencias.”

Para evitar que se generalice este tipo de marginación es que un grupo liderado por Schor propone más integración entre servicios convencionales y no convencionales dentro del plan de sistema de salud. “El problema que tenemos con el estilo convencional es que los proveedores creen que el suyo es el único estilo que funciona. Si miramos la evidencia clínica, vemos que las terapias alternativas son muy efectivas”.

Según Schor, los factores responsables del aumento del costo sanitario son malos hábitos de vida, envejecimiento de la la población, alto costo del las nuevas tecnologías e indiferencia de los consumidores (porque lo paga el plan y el dinero no sale directamente de sus bolsillos). “La cobertura médica encubre costos que no llegan al conocimiento de los pacientes”. Cuando alguien necesita quimioterapia, un bypass o remedios para bajar el colesterol, no se para a mirar el precio. Y además, el paciente no paga esos tratamientos en forma directa.

Pero luego de una encuesta de 2003, que mostró un alza entre 53 y 58% en el costo de seguro de salud para los empleados con respecto al año anterior, los empleadores comienzan a mirar con más interés la integración de métodos no convencionales.

“Pero”, insiste DeVries, quien a finales de los ’90 integró la comisión de política sobre medicina complementaria y alternativa de la Casa Blanca durante el gobierno de Clinton, “hace falta más presupuesto para financiar investigación comparativa y determinar si realmente la medicina alternativa es más barata”.

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