Más cambios en la venta minorista

Para quienes creen que la venta minorista ya ha sufrido una revolución fenomenal, la respuesta de algunos especialistas es “todavía no hemos visto nada”. La tendencia se orientará más hacia la solución de necesidades.

19 junio, 2001

Algunos de los avances tecnológicos que van a incrementar el control de un supermercado o una gran tienda sobre los compradores que la visitan:

Un detector registrará el trayecto y el tiempo que alguien se detiene en una determinada sección. Al acercarse el comprador a la sección panadería, una aromatizador inundará el ambiente de un invitante aroma a pan recién horneado que va a aumentar varias veces la inclinación a detenerse y comprar.

La compra de un lector DVD se podrá hacer en un kiosco automático, donde el comprador elegirá el que más le convenga, el que más le guste o el que esté de oferta, digitará su elección y listo. La firma luego le enviará el aparato elegido a su domicilio.
Un poco más allá habrá otro kiosco interactivo de música, donde será posible insertar un DVD virgen y grabarle las canciones que se nos antojen, bajándolas de Internet o de una amplia selección previamente bajada por la firma.

También habrá un kiosco interactivo con funciones de agencia de viajes, donde se podrán ingresar las necesidades, elegir las opciones, reservar, pagar o anular reservaciones previas.

Pronto se generalizarán:

La compra virtual:

· Los artículos voluminosos, como los electrodomésticos, podrán verse o comprarse a través de puestos automáticos, ahorrando espacio y ampliando la oferta de productos. El vendedor atenderá al cliente por videoconferencia.
· Los puntos de venta serán totalmente automatizados. Tendrán marcadores de precio digitales y centralizados, estanterías que avisan la falta de producto.
· Los puntos de venta contarán con pantallas planas en las que se informará de ofertas, lanzamientos, promociones, etc. El merchandising incorporará imágenes y sonidos.
· Junto a las secciones habituales habrá espacios con terminales interactivos de atención y venta de otros negocios: agencias de viajes, servicios bancarios, seguros, libros, etc. Habrá puestos de venta por Internet de otras empresas.
· El pago se hará por medio de cajeros que reconocen el iris del ojo — que hace imposible las falsificaciones — y la voz para operar con ellos de forma más rápida y segura.
· Con las etiquetas por radiofrecuencia sólo con pasar con el carro por delante de unos lectores se imprimirá el ticket de compra. Las etiquetas llevarán un chip que puede ser leído a distancia.

En realidad nada de esto es un ejercicio de futurología, porque las tecnologías existen y funcionan en algunos lugares. Lo que todavía no hemos visto es la generalización y masificación de su aplicación.

Los problemas de las pymes

Ahora bien. Los negocios pequeños y medianos no se benefician de estos avances en la misma medida que los grandes. No cuentan con masa crítica que justifique ni la inversión ni la aplicación de herramientas de análisis masivo de datos.

Pero los retos futuros que se le plantean al pequeño comercio no son solamente de orden tecnológico. Otro es el de contar con una calidad de servicio y de producto que haga atractiva su presencia para el consumidor.

Muchos analistas creen que es en el terreno del servicio al cliente donde se decidirá la supervivencia futura del comercio minorista. Antes, dicen, el elemento diferenciador era el precio. Ahora, el elemento que hace que una familia decida ir a hacer sus compras a un lugar determinado es el factor entretenimiento. Un gran centro de compras, por ejemplo, les brinda la posibilidad de hacer las compras de la semana, ir al cine, ver vidrieras , llevar a los niños al patio de juegos y luego comer en alguna de las varias opciones que ofrece el patio de comidas. Todo en el mismo lugar y todo más placentero.

Lo que más valora el cliente de este nuevo siglo es su tiempo. La proximidad, la facilidad en la compra, la facilidad de acceso, la amplitud de horarios, la rapidez y las facilidades de pago serán los factores que más pesarán en la decisión de qué comercio elegir para comprar.

El nuevo siglo se inicia con un consumidor más informado. Un informe realizado en España por Dympanel y titulado “El consumidor del Siglo XXI”, señala que 82% de los clientes acude a comprar sabiendo exactamente lo que quiere.. Pero, señala el informe, el componente humano no desaparecerá. La razón fundamental para que un cliente vuelva a comprar en un comercio de barrio es el trato agradable en un contacto personal.

Fórmulas para interesar

Diferenciarse del resto y comunicar claramente su contenido se volverá básico para los productos. El consumidor no tiene tiempo para leer detenidamente la etiqueta. El diseño del envase deberá proporcionarle esa información y, a su vez, ser suficientemente atractivo para persuadirle.

La tendencia se orientará más a la solución de necesidades. Eso significará, para las grandes tiendas o los grandes supermercados, que deberán exhibir juntos todos los productos que se necesitan para elaborar una receta específica, o para realizar una actividad cotidiana determinada ( como el aseo personal, el cuidado de los niños, etc.)

Algunos de los avances tecnológicos que van a incrementar el control de un supermercado o una gran tienda sobre los compradores que la visitan:

Un detector registrará el trayecto y el tiempo que alguien se detiene en una determinada sección. Al acercarse el comprador a la sección panadería, una aromatizador inundará el ambiente de un invitante aroma a pan recién horneado que va a aumentar varias veces la inclinación a detenerse y comprar.

La compra de un lector DVD se podrá hacer en un kiosco automático, donde el comprador elegirá el que más le convenga, el que más le guste o el que esté de oferta, digitará su elección y listo. La firma luego le enviará el aparato elegido a su domicilio.
Un poco más allá habrá otro kiosco interactivo de música, donde será posible insertar un DVD virgen y grabarle las canciones que se nos antojen, bajándolas de Internet o de una amplia selección previamente bajada por la firma.

También habrá un kiosco interactivo con funciones de agencia de viajes, donde se podrán ingresar las necesidades, elegir las opciones, reservar, pagar o anular reservaciones previas.

Pronto se generalizarán:

La compra virtual:

· Los artículos voluminosos, como los electrodomésticos, podrán verse o comprarse a través de puestos automáticos, ahorrando espacio y ampliando la oferta de productos. El vendedor atenderá al cliente por videoconferencia.
· Los puntos de venta serán totalmente automatizados. Tendrán marcadores de precio digitales y centralizados, estanterías que avisan la falta de producto.
· Los puntos de venta contarán con pantallas planas en las que se informará de ofertas, lanzamientos, promociones, etc. El merchandising incorporará imágenes y sonidos.
· Junto a las secciones habituales habrá espacios con terminales interactivos de atención y venta de otros negocios: agencias de viajes, servicios bancarios, seguros, libros, etc. Habrá puestos de venta por Internet de otras empresas.
· El pago se hará por medio de cajeros que reconocen el iris del ojo — que hace imposible las falsificaciones — y la voz para operar con ellos de forma más rápida y segura.
· Con las etiquetas por radiofrecuencia sólo con pasar con el carro por delante de unos lectores se imprimirá el ticket de compra. Las etiquetas llevarán un chip que puede ser leído a distancia.

En realidad nada de esto es un ejercicio de futurología, porque las tecnologías existen y funcionan en algunos lugares. Lo que todavía no hemos visto es la generalización y masificación de su aplicación.

Los problemas de las pymes

Ahora bien. Los negocios pequeños y medianos no se benefician de estos avances en la misma medida que los grandes. No cuentan con masa crítica que justifique ni la inversión ni la aplicación de herramientas de análisis masivo de datos.

Pero los retos futuros que se le plantean al pequeño comercio no son solamente de orden tecnológico. Otro es el de contar con una calidad de servicio y de producto que haga atractiva su presencia para el consumidor.

Muchos analistas creen que es en el terreno del servicio al cliente donde se decidirá la supervivencia futura del comercio minorista. Antes, dicen, el elemento diferenciador era el precio. Ahora, el elemento que hace que una familia decida ir a hacer sus compras a un lugar determinado es el factor entretenimiento. Un gran centro de compras, por ejemplo, les brinda la posibilidad de hacer las compras de la semana, ir al cine, ver vidrieras , llevar a los niños al patio de juegos y luego comer en alguna de las varias opciones que ofrece el patio de comidas. Todo en el mismo lugar y todo más placentero.

Lo que más valora el cliente de este nuevo siglo es su tiempo. La proximidad, la facilidad en la compra, la facilidad de acceso, la amplitud de horarios, la rapidez y las facilidades de pago serán los factores que más pesarán en la decisión de qué comercio elegir para comprar.

El nuevo siglo se inicia con un consumidor más informado. Un informe realizado en España por Dympanel y titulado “El consumidor del Siglo XXI”, señala que 82% de los clientes acude a comprar sabiendo exactamente lo que quiere.. Pero, señala el informe, el componente humano no desaparecerá. La razón fundamental para que un cliente vuelva a comprar en un comercio de barrio es el trato agradable en un contacto personal.

Fórmulas para interesar

Diferenciarse del resto y comunicar claramente su contenido se volverá básico para los productos. El consumidor no tiene tiempo para leer detenidamente la etiqueta. El diseño del envase deberá proporcionarle esa información y, a su vez, ser suficientemente atractivo para persuadirle.

La tendencia se orientará más a la solución de necesidades. Eso significará, para las grandes tiendas o los grandes supermercados, que deberán exhibir juntos todos los productos que se necesitan para elaborar una receta específica, o para realizar una actividad cotidiana determinada ( como el aseo personal, el cuidado de los niños, etc.)

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