La revolucionaria radiofrecuencia

La tecnología de última generación promete modificar muchas variables del negocio de la distribución y el de sus proveedores. Los desarrollos vinculados con la tarjeta inteligente de radiofrecuencia son los que más van a afectar en el futuro.

12 enero, 2005

La tecnología que usa la etiqueta inteligente de radiofrecuencia (RFID) no es nueva. Ya en la Segunda Guerra Mundial los aliados la emplearon para distinguir e identificar a sus aviones. Aquí mismo la vemos a diario. Por ejemplo, para pagar los peajes en forma automática se usan transmisores de radiofrecuencia. A pesar de existir hace muchos años, la RFID es aplicable a la venta minorista recién ahora gracias al crecimiento exponencial de la tecnología, la reducción de los costos y la posibilidad de portar una especie de tarjeta de identificación que puede almacenar información (el país de origen, la fecha de fabricación y vencimiento, entre otros) y también realizar algunos procesos activos.

Daniel Picchi, de Avery Dennison (Estados Unidos), calcula que en cuatro años habrá 500.000 millones de etiquetas inteligentes en funcionamiento. Durante ese lapso se estima poder superar los problemas técnicos que aún condicionan el uso, dado que la falibilidad actual alcanza a casi 60%. A través de las experiencias de Wal-Mart y el Future Store de la cadena Metro, las grandes empresas de tecnología supervisan las soluciones propuestas para cada categoría, debido a que las diferentes maneras de almacenar productos requieren modelos específicos de etiquetas.
(c) Merchandising News

La tecnología que usa la etiqueta inteligente de radiofrecuencia (RFID) no es nueva. Ya en la Segunda Guerra Mundial los aliados la emplearon para distinguir e identificar a sus aviones. Aquí mismo la vemos a diario. Por ejemplo, para pagar los peajes en forma automática se usan transmisores de radiofrecuencia. A pesar de existir hace muchos años, la RFID es aplicable a la venta minorista recién ahora gracias al crecimiento exponencial de la tecnología, la reducción de los costos y la posibilidad de portar una especie de tarjeta de identificación que puede almacenar información (el país de origen, la fecha de fabricación y vencimiento, entre otros) y también realizar algunos procesos activos.

Daniel Picchi, de Avery Dennison (Estados Unidos), calcula que en cuatro años habrá 500.000 millones de etiquetas inteligentes en funcionamiento. Durante ese lapso se estima poder superar los problemas técnicos que aún condicionan el uso, dado que la falibilidad actual alcanza a casi 60%. A través de las experiencias de Wal-Mart y el Future Store de la cadena Metro, las grandes empresas de tecnología supervisan las soluciones propuestas para cada categoría, debido a que las diferentes maneras de almacenar productos requieren modelos específicos de etiquetas.
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