La economía post-capitalista

En la sociedad post-capitalista, dice Peter Drucker, los que pasan al frente son los trabajadores del conocimiento. Si un país invierte en producir conocimiento pero luego no lo usa para aumentar su productividad, está derrochando dinero.

14 marzo, 2001

La economía post-capitalista tiene de capitalista sólo la apariencia, afirma Peter Drucker en su libro Post-Capitalist Society (HarperBusiness, US$ 25). Sigue centrada alrededor del mercado y mantenida por las instituciones del mercado, pero han cambiado muchas cosas. Por ejemplo. Las industrias que pasaron a la primera fila en los últimos cuarenta años son básicamente tres: telecomunicaciones, procesamiento de la información y entretenimiento. Las tres brindan servicios en lugar de productos.

Los países desarrollados gastan la quinta parte de su PBI en la producción y diseminación de conocimiento. Y es dinero bien gastado… siempre que sepan extraer una buena tasa de retorno sobre su inversión. No todos los países saben hacerlo, sin embargo. Gran Bretaña, por ejemplo, desarrolló antibióticos, aviones, el escáner corporal para uso médico pero no pudo convertir esos logros en productos ganadores, en fuentes de trabajo, en exportaciones o en una presencia fuerte en el mercado.

Ningún país tiene una ventaja natural en cuanto a poner sus conocimientos a trabajar. Ni siquiera es necesario producirlo. Japón sigue siendo un importador neto de conocimiento pero lo convierte en una enorme fuente productiva de aprovechamiento exclusivamente nacional.

¿Cómo se hace para convertir al conocimiento en fuerza productiva?

En primer lugar, dice Drucker, hay que apuntar muy alto. Ésa es la mejor manera de producir resultados. Luego hay que concentrar el conocimiento. Los grandes avances no se logran con rapidez. Para transformar el conocimiento que se tiene en fuente productiva hace falta primero proponérselo y luego mucha organización. El premio –o la compensación – de aplicar conocimiento llega al final de un largo período de gestación. Pero casi siempre se necesitan también algunos resultados de corto plazo. El gran desafío, para un país o para una organización, está en lograr un equilibrio adecuado entre el largo y el corto plazo.

La persona educada

Los individuos son el núcleo de la sociedad del conocimiento. Es la gente la que adquiere y luego posee conocimiento; la gente lo crea, lo mejora,lo aumenta; la gente lo aplica; la gente lo transmite, etc. En épocas anteriores la “persona educada” era una especie de adorno para la sociedad. En la sociedad post-capitalista, en cambio, la persona educada es absolutamente necesaria. Es más, ahora se necesita un concepto universal de persona educada. Ahora que la sociedad es global necesitamos (todos los países) conocer y apreciar otras culturas además de nuestro pasado nacional y tradicional.

La persona educada debe estar lista para vivir en un mundo global. Y como la sociedad post-capitalista es a la vez una sociedad de conocimiento y una sociedad de organizaciones, la persona educada tendrá que moverse con soltura en dos culturas: la del mundo intelectual, que implica palabras e ideas, y la cultura de la empresa, que implica relaciones personales y laborales.

Finalmente, la persona educada no necesita estar familiarizada con muchos conocimientos, pero sí comprenderlos. Los especialistas, por su parte, deberán esforzarse para que el resto de la gente los entienda, a ellos y a sus especialidades.

Las escuelas

Ningún país ha logrado todavía un sistema educativo que se adecue a los requerimientos de la sociedad del conocimiento. Pero la tecnología aplicada a la enseñanza – computadoras y entrega satelital de la información – transformarán la forma en que aprendemos y enseñamos.

Más aún, vamos a tener que reformularnos el rol y la función del proceso de escolarización. Aunque todavía no podemos enumerar todas las necesidades educativas de la sociedad del conocimiento, podemos identificar algunas:

· La escuela debe dar una alfabetización universal de alta calidad. Ésta es una base que va más allá de leer, escribir y que incluye sólidos conocimientos matemáticos, ciencia, la dinámica de la tecnología y una familiarización con los idiomas extranjeros. Muchas materias – como lectura, escritura, historia, biología y hasta neurocirugía, se aprenden mejor con programas computarizados. Los alumnos se podrán enseñar a sí mismos con la ayuda de la computadora. Los profesores los motivarán y los dirigirán.

· Las escuelas deben motivar a los estudiantes a aprender durante toda su vida, y deben permitir el ingreso de personas de cualquier edad.

· La escuela debe enseñar conocimiento como sustancia y como proceso. Los alumnos deben aprender a aprender.

· La escolarización ya no puede ser más un monopolio de las escuelas. Todas las organizaciones deben convertirse en instituciones de enseñanza y aprendizaje, y las escuelas deberán aprender a trabajar con ellas.

Finalmente, la educación es demasiado cara para que las escuelas no rindan cuentas. Deben comprometerse a obtener resultados y luego hacerse responsables por lo que logran.

La economía post-capitalista tiene de capitalista sólo la apariencia, afirma Peter Drucker en su libro Post-Capitalist Society (HarperBusiness, US$ 25). Sigue centrada alrededor del mercado y mantenida por las instituciones del mercado, pero han cambiado muchas cosas. Por ejemplo. Las industrias que pasaron a la primera fila en los últimos cuarenta años son básicamente tres: telecomunicaciones, procesamiento de la información y entretenimiento. Las tres brindan servicios en lugar de productos.

Los países desarrollados gastan la quinta parte de su PBI en la producción y diseminación de conocimiento. Y es dinero bien gastado… siempre que sepan extraer una buena tasa de retorno sobre su inversión. No todos los países saben hacerlo, sin embargo. Gran Bretaña, por ejemplo, desarrolló antibióticos, aviones, el escáner corporal para uso médico pero no pudo convertir esos logros en productos ganadores, en fuentes de trabajo, en exportaciones o en una presencia fuerte en el mercado.

Ningún país tiene una ventaja natural en cuanto a poner sus conocimientos a trabajar. Ni siquiera es necesario producirlo. Japón sigue siendo un importador neto de conocimiento pero lo convierte en una enorme fuente productiva de aprovechamiento exclusivamente nacional.

¿Cómo se hace para convertir al conocimiento en fuerza productiva?

En primer lugar, dice Drucker, hay que apuntar muy alto. Ésa es la mejor manera de producir resultados. Luego hay que concentrar el conocimiento. Los grandes avances no se logran con rapidez. Para transformar el conocimiento que se tiene en fuente productiva hace falta primero proponérselo y luego mucha organización. El premio –o la compensación – de aplicar conocimiento llega al final de un largo período de gestación. Pero casi siempre se necesitan también algunos resultados de corto plazo. El gran desafío, para un país o para una organización, está en lograr un equilibrio adecuado entre el largo y el corto plazo.

La persona educada

Los individuos son el núcleo de la sociedad del conocimiento. Es la gente la que adquiere y luego posee conocimiento; la gente lo crea, lo mejora,lo aumenta; la gente lo aplica; la gente lo transmite, etc. En épocas anteriores la “persona educada” era una especie de adorno para la sociedad. En la sociedad post-capitalista, en cambio, la persona educada es absolutamente necesaria. Es más, ahora se necesita un concepto universal de persona educada. Ahora que la sociedad es global necesitamos (todos los países) conocer y apreciar otras culturas además de nuestro pasado nacional y tradicional.

La persona educada debe estar lista para vivir en un mundo global. Y como la sociedad post-capitalista es a la vez una sociedad de conocimiento y una sociedad de organizaciones, la persona educada tendrá que moverse con soltura en dos culturas: la del mundo intelectual, que implica palabras e ideas, y la cultura de la empresa, que implica relaciones personales y laborales.

Finalmente, la persona educada no necesita estar familiarizada con muchos conocimientos, pero sí comprenderlos. Los especialistas, por su parte, deberán esforzarse para que el resto de la gente los entienda, a ellos y a sus especialidades.

Las escuelas

Ningún país ha logrado todavía un sistema educativo que se adecue a los requerimientos de la sociedad del conocimiento. Pero la tecnología aplicada a la enseñanza – computadoras y entrega satelital de la información – transformarán la forma en que aprendemos y enseñamos.

Más aún, vamos a tener que reformularnos el rol y la función del proceso de escolarización. Aunque todavía no podemos enumerar todas las necesidades educativas de la sociedad del conocimiento, podemos identificar algunas:

· La escuela debe dar una alfabetización universal de alta calidad. Ésta es una base que va más allá de leer, escribir y que incluye sólidos conocimientos matemáticos, ciencia, la dinámica de la tecnología y una familiarización con los idiomas extranjeros. Muchas materias – como lectura, escritura, historia, biología y hasta neurocirugía, se aprenden mejor con programas computarizados. Los alumnos se podrán enseñar a sí mismos con la ayuda de la computadora. Los profesores los motivarán y los dirigirán.

· Las escuelas deben motivar a los estudiantes a aprender durante toda su vida, y deben permitir el ingreso de personas de cualquier edad.

· La escuela debe enseñar conocimiento como sustancia y como proceso. Los alumnos deben aprender a aprender.

· La escolarización ya no puede ser más un monopolio de las escuelas. Todas las organizaciones deben convertirse en instituciones de enseñanza y aprendizaje, y las escuelas deberán aprender a trabajar con ellas.

Finalmente, la educación es demasiado cara para que las escuelas no rindan cuentas. Deben comprometerse a obtener resultados y luego hacerse responsables por lo que logran.

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