Internet es un arma de autosegmentación

Antes que forzar a usuarios y consumidores en compartimientos estancos o silos arbitrarios, “los profesionales debieran unírse a ellos en comunidades de intereses”. Eso sostiene Nicholas Wreden, consultor independiente en esos temas.

16 noviembre, 2009

<p>En vez de aumentar gastos publicitarios, las empresas han de identificar, definir y segmentar clientes potenciales. Este tipo de datos resulta clave al evaluar oportunidades comerciales, diferenciando mensajes, ofertas, estrategias de medios e inclusive pol&iacute;ticas de precios.<br />
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Hoy en d&iacute;a, los modelos basados en comunidades son menos costosos y m&aacute;s efectivos que las metodolog&iacute;as convencionales, basadas en el manejo de relaciones con clientes (MRC). Ese nuevo contexto va torn&aacute;ndose posible a medida como m&aacute;s gente se pasa a la web.<br />
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Ya desde el surgimiento de los servidores, las compa&ntilde;&iacute;as confiaban en sistemas MRC para segmentar universos. Esos instrumentos discriminaban mercados y clientes, ubicaban individuos o grupos en compartimientos estancos, seg&uacute;n geograf&iacute;a, conducta, capacidad de compra y otros factores. Por ende, la pr&aacute;ctica permit&iacute;a ofrecer productos, desarrollar servicios y hacer marketing a medida.<br />
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Sin duda, el MRC ha deparado muchos &eacute;xitos. No sorprende, pues, que en 2008 las inversiones por ese conducto totalizaran US$ 14.000 millones en Estados Unidos y se proyecten a 22.000 millones (+57%) hacia 2012. Cabe anotar que estas t&eacute;cnicas no est&aacute;n muy difundidas en otros pa&iacute;ses. <br />
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Sin embargo las modalidades de segmentaci&oacute;n v&iacute;a MRC no son baratas. Es preciso compilar datos, analizar actitudes e identificar grupos antes de estructurar ofertas y emitir mensajes. &ldquo;Esta clase de instrumentaci&oacute;n puede ser compleja. Por ende &ndash;apunta Wreden- , los recursos necesarios para un an&aacute;lisis profundo suelen poner este tipo de gesti&oacute;n fuera de alcance para empresas medianas y chicas&rdquo;. <br />
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Mejores opciones plantea, entonces, la difusi&oacute;n de redes sociales y comunidades en l&iacute;nea. En conjunto, facilitan el acceso a las ventajas de la segmentaci&oacute;n sin muchos de los costos y las complicaciones involucrados en el MRC.<br />
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En l&iacute;nea, compradores y consumidores tienden a autosegmentarse en comunidades caracterizadas por ciertos rasgos, intereses o requerimientos. Este fen&oacute;meno genera datos seguramente m&aacute;s afinados que los del MRC, porque nadie puede comprender a los clientes o consumidores que ellos mismos. Antes que meterlos en silos mal definidos, como por ejemplo tradicionalistas y exitosos, las empresas pueden vincularse a aquellas comunidades de intereses en Red.<br />
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Desde hace tiempo, la gente viene interrelacion&aacute;ndose en grupos, asociaciones, clubes, etc., o sea plataformas aptas para diseminar esfuerzos e ideas individuales. Pero, &ldquo;hasta el auge global de Internet, era imposible detectar, alcanzar o evaluar efectivamente esas comunidades. Ahora, basta un simple b&uacute;squeda para identificar clientes potenciales, que de ello se trata&rdquo;. <br />
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Ese proceso significa numerosas oportunidades de marketing. En primer lugar, ciertas comunidades son de por s&iacute; grupos autoseleccionados que comparten intereses o aspiraciones. Esta caracter&iacute;stica reduce substancialmente costos y tiempo requeridos para segmentar. Por otra parte, esa participaci&oacute;n provee una excelente gu&iacute;a sobre las actitudes de compradores potenciales, superior a los perfiles por residencia o estrato social, t&iacute;picas del MRC.<br />
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Finalmente, quienes pertenecen a grupos espec&iacute;ficos pueden orientar el desarrollo de productos o servicios, detectar inconvenientes en muchas &aacute;reas y aumentar la penetraci&oacute;n de una marca. Por ejemplo, una comunidad de clientes de Dell no s&oacute;lo formula sugerencias o se&ntilde;ala problemas, pues tambi&eacute;n asiste a otros compradores en operar sus terminales. De esa forma, la autosegmentaci&oacute;n ofrece una base para aprovechar la experiencia del usuario. En este plano, Google es una muestra clara: el motor de b&uacute;squedas no se limita a identificar segmentos y objetos de sus avisos seg&uacute;n el modelo cl&aacute;sico. En realidad, despliega publicidad vinculada a contenidos que elige el usuario.<br />
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Las empresas pueden emplear estos esquemas para sacar mejor partido de las comunidades autosegmentadas. Redes sociales como Facebook o MySpace, visitadas en 2008 por 67% de los navegantes activos (estima Niesen OnLine) representan una gran oportunidad. Un recienvenido, Twitter, aporta otro conducto din&aacute;mico a los interesados en compa&ntilde;&iacute;as, marcas, etc.</p>
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