Éxito y eficacia

Muchos directivos fracasan aunque hagan bien las cosas. La clave está en la diferencia entre dos palabras: eficiencia y eficacia. Eficiencia es hacer las cosas bien; eficacia es hacer bien las cosas que hacen falta.

21 mayo, 2001

La eficacia es hoy el único parámetro válido para valorar el trabajo de un ejecutivo. Los directivos eficaces reciben como premio a su gestión salarios suculentos, jugosos incentivos y opciones sobre acciones. Y a los que cosechan malos resultados se les muestra el camino hacia la puerta, cada vez con menos contemplaciones.

En los últimos meses, los ceses fulminantes de Juan Villalonga (Telefónica), Doug Ivester (Coca Cola), Robert Ayling (British Airways), Jill Barad (Mattel) y otros han sido noticia de portada, Y es que la vida media del mandato del alto ejecutivo se acorta debido a factores como la hipercompetencia, la rápida globalización, el impacto de Internet en los negocios, o la fiebre de las fusiones.

Las patentes, las barreras comerciales o la posición dominante en el mercado ya no son un refugio inexpugnable donde pueda esconderse un director mediocre. El nuevo terreno de juego del alto ejecutivo requiere nuevas competencias, como por ejemplo establecer alianzas complejas (incluso con competidores), o convivir con las presiones de los ecologistas, los inversores institucionales o los reguladores gubernamentales.

El Dr. Peter Drucker es quien ha estudiado más extensamente las causas del éxito y del fracaso del directivo. De entre sus más de 30 libros, “El ejecutivo eficaz” es el texto de referencia para directivos de todo tipo de organizaciones, desde Jack Welch (General Electric) a Bill Gates (Microsoft), pasando por el mismísimo Bill Clinton, por citar a algunos de los más conocidos admiradores del pensamiento de Drucker.

Lo que no enseñan en Harvard

Ni en Harvard ni en ninguna otra Escuela de Negocios pueden enseñar al ejecutivo todo lo que necesita para tener éxito. La empresa se alimenta permanentemente de innovación, de nuevos conceptos y modelos de negocio, mientras que el mundo académico forzosamente está obligado a basar sus enseñanzas en el pasado.

Pero con Drucker es diferente: ha trabajado con los mejores líderes empresariales del mundo, con empresas medianas y pequeñas, con gobiernos, asociaciones sin ánimo de lucro, etc. Nadie como él para develar los secretos mejor guardados de la eficacia directivas.

En el video ¡Resultados! Objetivo del Management, Drucker destapa el tarro de las esencias en beneficio de toda la comunidad directiva. Durante 35 minutos, cara a cara, Drucker nos explica que “muchos directivos fracasan por no seguir una serie de reglas muy sencillas. Aun siendo tan simples, no les prestan atención, trabajan muy duramente, se mueven mucho, pero a pesar de sus conocimientos, su habilidad y su trabajo, no obtienen resultados porque no se concentran en la eficacia”.

También Drucker dedica tiempo a exponer los cinco errores típicos que destruyen o impiden la eficacia. Por ejemplo, analiza el error habitual de no ser uno mismo, pretendiendo seguir el modelo de otra persona. Drucker nos recuerda que “sé tú mismo es la regla fundamental. La gente que asciende bajo las órdenes de un directivo ejemplar, intenta actuar igual que esa persona. Eso es simplemente una copia mal hecha y suele ser poco convincente”.

Otro error frecuente en la empresa familiar, se presenta a la hora de seleccionar a un sucesor, buscando a personas que se parezcan lo máximo al dirigente actual. “Mi hijo será un sucesor formidable: es igual que yo”. En esta situación, Drucker aclara entonces que “o bien es débil y tiene que imitarle, o bien le está tomando el pelo, porque uno debe ser uno mismo”.

Ocuparse de la propia sucesión es una de las tareas clave del director general. No es de extrañar por tanto que Jack Welch, Presidente y Director General de General Electric, considerado como el ejecutivo más brillante del mundo, haya anunciado recientemente que retrasaría su jubilación prevista para abril de 2001, con el fin de asegurar que el proceso de su sucesión culmine convenientemente.

Otro tema que toca Drucker es el de la controversia entre popularidad y eficacia directiva. Drucker advierte que la pretensión de ser popular es una veleidad un tanto juvenil, que debería reservarse a las estrellas de cine o a los candidatos políticos. El directivo no debe buscar que le adulen. Ya nos advertía Chesterton que ”la función de la adulación es alabar a las personas por las cualidades de que carecen”.

Para ser respetado, lo mejor es dar ejemplo. Y sin duda, el mejor ejemplo es ser eficaz y obtener resultados.

¡Resultados!, Objetivo del Management se vende también junto con un completo manual de trabajo con cuestionarios y ejercicios para ayudarle a planificar y controlar sus progresos en la búsqueda de niveles más altos de eficacia.

Puede adquirir esta obra del profesor Drucker en ODE-Gestión y Planificación Integral, S.A.

Casp, 33 1° – 08010 Barcelona – España
Teléfono +34 93 3010162
e-mail: gpi@ode.es
www.ode.es

La eficacia es hoy el único parámetro válido para valorar el trabajo de un ejecutivo. Los directivos eficaces reciben como premio a su gestión salarios suculentos, jugosos incentivos y opciones sobre acciones. Y a los que cosechan malos resultados se les muestra el camino hacia la puerta, cada vez con menos contemplaciones.

En los últimos meses, los ceses fulminantes de Juan Villalonga (Telefónica), Doug Ivester (Coca Cola), Robert Ayling (British Airways), Jill Barad (Mattel) y otros han sido noticia de portada, Y es que la vida media del mandato del alto ejecutivo se acorta debido a factores como la hipercompetencia, la rápida globalización, el impacto de Internet en los negocios, o la fiebre de las fusiones.

Las patentes, las barreras comerciales o la posición dominante en el mercado ya no son un refugio inexpugnable donde pueda esconderse un director mediocre. El nuevo terreno de juego del alto ejecutivo requiere nuevas competencias, como por ejemplo establecer alianzas complejas (incluso con competidores), o convivir con las presiones de los ecologistas, los inversores institucionales o los reguladores gubernamentales.

El Dr. Peter Drucker es quien ha estudiado más extensamente las causas del éxito y del fracaso del directivo. De entre sus más de 30 libros, “El ejecutivo eficaz” es el texto de referencia para directivos de todo tipo de organizaciones, desde Jack Welch (General Electric) a Bill Gates (Microsoft), pasando por el mismísimo Bill Clinton, por citar a algunos de los más conocidos admiradores del pensamiento de Drucker.

Lo que no enseñan en Harvard

Ni en Harvard ni en ninguna otra Escuela de Negocios pueden enseñar al ejecutivo todo lo que necesita para tener éxito. La empresa se alimenta permanentemente de innovación, de nuevos conceptos y modelos de negocio, mientras que el mundo académico forzosamente está obligado a basar sus enseñanzas en el pasado.

Pero con Drucker es diferente: ha trabajado con los mejores líderes empresariales del mundo, con empresas medianas y pequeñas, con gobiernos, asociaciones sin ánimo de lucro, etc. Nadie como él para develar los secretos mejor guardados de la eficacia directivas.

En el video ¡Resultados! Objetivo del Management, Drucker destapa el tarro de las esencias en beneficio de toda la comunidad directiva. Durante 35 minutos, cara a cara, Drucker nos explica que “muchos directivos fracasan por no seguir una serie de reglas muy sencillas. Aun siendo tan simples, no les prestan atención, trabajan muy duramente, se mueven mucho, pero a pesar de sus conocimientos, su habilidad y su trabajo, no obtienen resultados porque no se concentran en la eficacia”.

También Drucker dedica tiempo a exponer los cinco errores típicos que destruyen o impiden la eficacia. Por ejemplo, analiza el error habitual de no ser uno mismo, pretendiendo seguir el modelo de otra persona. Drucker nos recuerda que “sé tú mismo es la regla fundamental. La gente que asciende bajo las órdenes de un directivo ejemplar, intenta actuar igual que esa persona. Eso es simplemente una copia mal hecha y suele ser poco convincente”.

Otro error frecuente en la empresa familiar, se presenta a la hora de seleccionar a un sucesor, buscando a personas que se parezcan lo máximo al dirigente actual. “Mi hijo será un sucesor formidable: es igual que yo”. En esta situación, Drucker aclara entonces que “o bien es débil y tiene que imitarle, o bien le está tomando el pelo, porque uno debe ser uno mismo”.

Ocuparse de la propia sucesión es una de las tareas clave del director general. No es de extrañar por tanto que Jack Welch, Presidente y Director General de General Electric, considerado como el ejecutivo más brillante del mundo, haya anunciado recientemente que retrasaría su jubilación prevista para abril de 2001, con el fin de asegurar que el proceso de su sucesión culmine convenientemente.

Otro tema que toca Drucker es el de la controversia entre popularidad y eficacia directiva. Drucker advierte que la pretensión de ser popular es una veleidad un tanto juvenil, que debería reservarse a las estrellas de cine o a los candidatos políticos. El directivo no debe buscar que le adulen. Ya nos advertía Chesterton que ”la función de la adulación es alabar a las personas por las cualidades de que carecen”.

Para ser respetado, lo mejor es dar ejemplo. Y sin duda, el mejor ejemplo es ser eficaz y obtener resultados.

¡Resultados!, Objetivo del Management se vende también junto con un completo manual de trabajo con cuestionarios y ejercicios para ayudarle a planificar y controlar sus progresos en la búsqueda de niveles más altos de eficacia.

Puede adquirir esta obra del profesor Drucker en ODE-Gestión y Planificación Integral, S.A.

Casp, 33 1° – 08010 Barcelona – España
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